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sábado, 19 de diciembre de 2015

La influencia de Bentham y Marx en la creación de las AFP

El filósofo inglés Jeremy Bentham no sólo es conocido por haber desarrollado el concepto de panóptico, ni tampoco por ser el padre del utilitarismo, sino que por haber mencionado otro término de carácter económico como el "fondo de trabajo", sistematizado por él en el siglo XVIII y que más tarde sería abordado por Karl Marx dentro de su tratado sobre la economía política, más conocido como El Capital (Tomo I).
Bentham, en su Manual de Economía Política (capítulo XIII) señala que una de las formas de aumentar la riqueza es a través del aumento de la masa de capitales y el empleo más ventajoso de los capitales.
"Hemos visto que bajo el cuidado del interés individual, los capitales tomarán una dirección mas ventajosa que bajo el cuidado de los gobiernos", indica Bentham en algo que dos siglo más tarde sería un principio copiado por un chilenito: José Piñera, al crear el sistema de capitalización individual como nuevo régimen de pensiones.
Otra sentencia de Bentham es que "la masa de capitales se aumenta por las producciones del trabajo, en mejor escala que el consumo". Y una de las producciones del trabajo se manifiesta en el impuesto al trabajo que significa el descuento previsional obligatorio que sólo se le aplica al trabajador a fin de mes para destinar una parte de su salario a su cuenta previsional.
El incremento en la masa del capital es un principio del ahorro previsional sobre la base de las rentabilidades que se obtengan de la inversión de los recursos, los cuales -según Bentham- aumentan más desde el punto de vista individual por sobre el social.
"En el caso de que un individuo aumente su dinero, aumenta su riqueza. Si su fortuna consiste hoy en mil guineas, y él tiene mañana dos mil, es dos veces tan rico como el día anterior, puede pedir dos veces la misma cantidad de todos los trabajos. Esto no es lo mismo para la comunidad. Si su numerario metálico es hoy de un millón de libras esterlinas, y mañana fuese de dos millones, su riqueza no esta duplicada como la del individuo; la comunidad no seria mas rica, en el interior, sino en la apariencia. En lugar de tener a su disposición una cantidad doble de productos no tendría mas que la misma cantidad", sostiene Bentham en algo que siglos después aún es postulado por los defensores de la eficiencia de la capitalización individual respecto al sistema de reparto universal, lo que también se resume en la sentencia de Bentham: "bajo el cuidado del interés individual, los capitales tomarán una dirección mas ventajosa que bajo el cuidado de los gobiernos".
Años más tarde Marx dedica unos párrafos críticos a las ideas de Bentham en el primer tomo de El Capital, donde parte recordando el carácter elástico en las magnitudes del capital, el capital variable que se invierte en la fuerza de trabajo, a través del impuesto que se descuenta de los salarios que entrega el capital al trabajo.
"Los hechos que sirven de base a este dogma son muy sencillos. En primer lugar, el obrero no tiene voz ni voto cuando llega la hora de dividir la riqueza social en medios de disfrute para los que no trabajan y en medios de producción. En segundo lugar, sólo en casos excepcionales y muy propicios puede aumentar el llamado "fondo de trabajo" a costa de la "renta" de los ricos".
La idea primigenia que empuja al sistema de capitalización individual chileno, con AFPs que ponen los recursos del salario del trabajo en otros países, encuentra sus raíces en el modelo del fondo de trabajo benthamiano, constituido por el capital variable, analizad por Marx: "la parte más considerable del producto excedente anual, arrancado al obrero inglés sin equivalente, no se capitaliza en la misma Inglaterra, sino en otros países. Con este capital adicional exportado se exporta una parte de ese "fondo de trabajo" creado " por Dios y por Bentham". Al referirse a Dios Marx hace referencia a la filosofía de la naturaleza sostenida por el liberalismo en base a las ideas del derecho natural.

martes, 8 de diciembre de 2015

La economía positiva, el germen de Milton Friedman para entender el libre mercado según la escuela de Chicago

"La Economía Positiva" es un ensayo clave para entender cómo la genealogía epistemológica del pensamiento librecambista de Milton Friedman y su influencia en la Escuela de Chicago. En este trabajo se advierte la pción por el positivismo clásico de Friedman, en el sentido de entronizar la racionalidad económica, "técnica y neutral", por sobre las demás ciencias. 
El punto de partida de Friedman es claro: "La economía positiva es en principio independiente de cualquier posición ética particular o de juicios normativos. Como Keynes afirma: trata con "lo que es", no con "lo que debe ser". Su objeto es proporcionar un sistema de generalizaciones que pueda usarse para hacer predicciones correctas sobre las consecuencias de cualquier cambio en las circunstancias. Su función debe ser juzgada por la precisión, fin y conformidad con la experiencia de las predicciones realizadas. En una palabra: la economía positiva es o puede ser una ciencia "objetiva", precisamente en el mismo sentido que cualquiera de las ciencias físicas".
Sin embargo la opción reduccionista de este cientificismo para una disciplina cuyo objetivo concreto y real es el comportamiento humano, el que no puede escapar de la espontaneidad, que es la antesala al cálculo racional con intereses a fines particulares, los que también pueden ser cooperativos o comunitarios.
El principio de independizarse de las posiciones éticas particulares es lo que ha abierto la puerta a la anomia de la doctrina liberal, de no respetar las normas de uso común para lograr los objetivos egoistas y de avaricia, principios que también son defendidos por Friedman en su obra "Libertad de Elegir", y que posteriormente fueron plasmados en el discurso de Gordon Gekko en la película Wall Street , cuando se refiere a la avaricia como el motor de la historia.
El abuso es parte de la libertad es uno de los pilares en lo que se sostiene la doctrina de Friedman y sus seguidores, pues la consideran parte del camino a la precisión que para ellos debería tener la ciencia económica, como hija de las ciencias físicas. Algo similar planteó Thomas Hobbes en el clásico Leviatán, al sostener que las ciencias sociales también deben basarse en el modelo "neutro" de las ciencias físicas.
En este sentido, no habría mucha diferencia entre la economía positiva que plantea Friedman con la distinción del totalitarismo soviético en torno a las "ciencias duras", para terminar con la amplitud de las ciencias sociales.
La descontextualización de la economía es una de las consecuencias del enfoque que propone la economía positiva se basa también en descartar los supuestos que no se consideran precisos ni realistes, debido a que estos no pueden escapar de las hipótesis infinitas que dan lugar a otras abstracciones: "En este sentido la validez de una hipótesis no es por sí misma un criterio suficiente para elegir entre hipótesis alternativas. Los hechos observados son por necesidad finitos en número; 'las hipótesis infinitas. Porque aun cuando una hipótesis concuerde con la evidencia utilizable existen siempre un infinito número de ellas".
Más adelante Friedman profundiza esta idea con este ejercicio: "Hasta aquí nuestras conclusiones sobre la importancia de los "supuestos" de una teoría han sido casi enteramente negativas: hemos visto que una teoría no puede probarse por el "realismo" de sus "supuestos" y que el auténtico concepto de los "supuestos" de una teoría está rodeado de vaguedad. Pero sí esto fuera todo, sería difícil explicar el extendido uso del concepto y la tenacidad con la que todos hablamos de los supuestos de una teoría y comparamos los supuestos de teorías alternativas. Hay demasiado humo para que no haya nada de fuego".
Con esto se plantea que los llamados supuestos en una teoría (humo) no se condicen con la realidad (fuego) pues un carácter descriptivo, careciendo de pertinencia analítica. De hecho el mentor de Chicago considera que existe una confusión entre la precisión descriptiva y la pertinencia analítica en el campo económico. 
Según Friedman, "una teoría no puede probarse comparando sus 'supuestos' directamente con la 'realidad'. Sin duda, no hay medio alguno por el que esto pueda hacerse. Un 'realismo' completo es inalcanzable, y la cuestión de si una teoría es 'bastante' realista puede resolverse sólo comprobando si sus predicciones son lo bastante buenas para el propósito que se persigue, o si son mejores que «las de las teorías alternativas".
"La idea de que una teoría puede probarse por el realismo de sus supuestos, independientemente de la precisión de sus vaticinios, está muy extendida y es la fuente de gran parte de la crítica constante de que la teoría económica no es realista. Tal crítica está descaminada y, en consecuencia, la mayor parte de los intentos para reformar la teoría económica que ha estimulado no han tenido éxito".
Para el liberalismo friedmaniano la crítica al libre mercado parte de supuestos de la realidad que son inalcalzables, como el diagnóstico sobre la desigualdad, pues para este enfoque filosófico la reducción de la desigualdad debe pasar por la reducción de la pobreza para ser algo completo. De ahí que Friedman sostenga su visión epistemológica de lo incompleto de una teoría, ya que la realidad muestra que hay las hipótesis no son finitas.
Más tarde, con el desarrollo de sus ideas, se verá que para la escuela de Chicago, la pobreza es un objeto más completo que la desigualdad, pues es considerada como un supuesto que tiene mejores predicciones para ser solucionadas: el crecimiento económico sin trabas ni controles. Y este es el verdadero propósito de la economía positiva a los ojos de Friedman.