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domingo, 24 de abril de 2016

Estado, burocracia y el habitus en las estructuras sociales de la economía, según Pierre Bourdieu


Las distorsiones de la ciencia económica han tomado un carácter universalista con la política económica hegemónica que se ha impuesto. De acuerdo a Pierre Bourdieu, en su trabajo sobre "Las estructuras sociales de la economía", el conocimiento económico organizado se ha transformado en una ciencia de Estado, "constantemente habitada por las preocupaciones normativas de una ciencia aplicada", enfocada a respondes demandas políticas.
Bourdieu desliza la crítica la recurrencia al pensamiento matemático a la cual recurren algunas posiciones de la disciplina económica, como la escuela monetarista para evitar las implicaciones políticas de la esfera económica, especialmente en las demandas por mayor gasto social.
El pensador francés descifra cómo en la práctica el Estado es uno de los principales actores en la construcción social del mercado, desemascarando el discurso del liberalismo extremo que pretende negar esta participación, la cual la ha reducido convenientemente bajo el concepto del "rol de subsidiariedad".
A través del análisis del mercado de la vivienda Bourdieu plantea elementos para un marco analítico que sirve para reconocer la incidencia del aparato estatal en otros mercados, como la educación, salud y agricultura, en que se advierte la formación de una demanda para la provisión privada, a través de una estructura burocrática que facilita las condiciones para la venta privada sobre la base de preferencias individuales, algo contradictorio con la doctrina del libertarianismo.
"(...) el Estado está en condiciones de ejercer una influencia determinante sobre el funcionamiento del campo económico (...) porque la unificación del mercado de bienes económicos (y también de bienes simbólicos, de los que el mercado de intercambios matrimoniales es una dimensión) acompañó la construcción del Estado y la concentración de los diferentes tipos de capital que éste llevó a cabo. Esto equivale a decir que el campo económico está habitado más que cualquier otro por el Estado, que contribuye en todo momento a sus existencia y persistencia, pero también a estructura de relaciones de fuerza que lo caracteriza", indica el pensador.
Bourdieu sostiene una idea que para un liberal extremo es un sacrilegio: el campo burocrático es un gran estimulador macroeconómico que asegura estabilidad y previsibilidad al campo económico.
La estructura social de la economía pasa por condiciones jurídicas que deben ser funcionales al desarrollo de la oferta y demanda que busca el mercado. En este sentido, cuando el poder establecido en torno al mercado advierte que lógicas distintas en las condiciones jurídicas del Estado, que reorientan al campo burocrático, se producen los quiebres bajo la lucha discursiva sintetizada en la frase: “el cambio de las reglas del juego”.
Un aspecto relevante para entender la relación entre el espacio social y la estructura burocrática Bourdieu lo expresa en el fenómeno de la comisión, aquel procedimiento del Estado en que interactúa con el sector privado para encontrar respuesta a determinadas situaciones, siendo todo lo contrario al antagonismo que ve la doctrina liberal extremista.
Bourdieu construye una definición de la razón económica en que se encuentran estructuras y disposiciones socialmente construidas en los individuos. Sobre esa base elabora los principios de una antropología económica, en que las empresas conforman una estructura de campo que se definen por el volumen de capital para conformar una relación de fuerzas, en la cual operan especificaciones del capital (financiero, comercial, simbólico, social, informativo y/o humano).
La relación de fuerzas es la que determina las condiciones en que se definen precios de compra-venta, en vez de la abstracta noción de automatismos o fuerzas invisibles que hacen actuar a los mercados. Las decisiones de los actores del campo económico “no son más que opciones entre posibilidades definidas, en sus límites, por la estructura del campo, y que las acciones deben su orientación y eficacia a la estructura de las relaciones objetivas entre quienes las introducen y quienes las padecen”.
De Bourdieu se desprende que el llamado análisis estratégico de empresa es una herramienta primordial en el campo de luchas que supone la estructura de campo de la economía, con lo que la idea de una liberta abierta –paradojalmente- queda restringida a los límites de estos mismos esquemas estratégicos. “Las estrategias dependen ante todo de la configuración particular de los poderes que confiere al campo su estructura y que, definida por el grado de concentración –vale decir, la distribución de las cuotas del mercado entre una cantidad más o menos grande de empresas-, varía entre esos dos límites que son la competencia perfecta y el monopolio”.
El mercado, bajo esta óptica, desnuda la idealista definición de la escuela clásica que señala la mano invisible como el motor de la actividad que los hombres “libremente” intercambian de acuerdo a su propia voluntad y sin coacciones de terceros. Pero son las grandes empresas que forman la estructura de campo las que ejercen coacción sobre los otros actores que coexisten en el conjunto de relaciones de intercambio que constituyen al mercado. Según Bourdieu, el mercado depende de una “estructura socialmente construida de las relaciones de fuerza”, en las cuales el Estado interviene a favor de unos en desmedro de otros.
El aspecto estratégico de las empresas en la estructura de campo tiene al concepto de “habitus económico” como uno de los ingredientes principales para entender la visión reduccionista que contiene la estrategia empresarial en la conformación del mercado. Bourdieu señala que esta práctica guarda una similitud con la llamada proyección psicológica: “el erudito pone en la cabeza de los agentes que estudia: amas de casa u hogares, empresas o empresarios, etc., las consideraciones y construcciones teóricas que él tuvo que elaborar para explicar sus prácticas”.
Es así como la ortodoxia económica de la escuela clásica y su soporte ideológico del libertarianismo y del liberalismo monetarista reduce las esferas de la actividad humana a la idea del agente maximizador, a partir del direccionamiento del “habitus”, para generar una condicionamiento al actuar, también dicha una espontaneidad condicionada para que los individuos aprendan las reglas del juego, para que tengan un margen de maniobra dentro del mercado a través de la participación en la estructura de campo en que opera el mercado.
El “habitus” pretende definir la acción racional a fines determinados como un elemento universal y homogeneizante en la estructura de campo del mercado. De lo contrario, “en el campo económico casi no hay lugar para las “locuras”, y quienes se abandonan a ellas pagan más o menos a largo plazo con su desaparición o su fracaso el precio de su desafío a las reglas y regularidades inmanentes del orden económico”.

lunes, 11 de abril de 2016

El llamado "facho pobre" desde la óptica de Nicos Poutlantzas y Pierre Bourdieu

El concepto de “facho pobre” esconde varios elementos constituyentes que son desconocidas a quienes hacen circular el término. Lo cierto es que esta categoría político-antropológica es el producto de las relaciones de dominio y de la subordinación ideológica, según las definiciones conceptuales de Nikolas Poutlantzas en su obra “Las clases sociales en el capitalismo actual”. En esta línea, si queremos adentrarnos en conocer lo que está detrás de la designación del “facho pobre”, debemos comenzar por definir el concepto de determinación estructural de las clases sociales que trabaja Poutlantzas. La persona que es definida como “facho pobre” ocupa un lugar en la división del trabajo, que es una existencia marcada por “relaciones de producción y lugares de dominación- política e ideológica”. Esta práctica, según Poutlantzas, es la posición coyuntural de clase, a la cual las personas son arrojadas involuntariamente, donde se concentra la “individualidad histórica siempre singular de una formación social”.
El “facho pobre” no es un dueño del capital en el sentido que analiza Marx, sino que tiene una posición de subordinación como asalariado, pero mantiene y reproduce una visión de mundo igual o aproximativa a la del dueño del capital (la burguesía), lo que en otras palabras se conoce como alienación, la separación del hombre consigo mismo frente a la realidad concreta que producen las relaciones prácticas. “Una clase social, o una fracción o capa de clase, puede no tener una posición de clase correspondiente a sus intereses circunscritos ellos mismos por su determinación de clase como horizonte de lucha. El ejemplo típico es aquí el de la aristocracia obrera, que tiene precisamente, en las coyunturas, posiciones de clase burguesas”, dice Poutlantzas, aclarando que esto no significa que se vuelvan parte de la burguesía estas posiciones, lo que se conoce vulgarmente como un desclasamiento, pues se opone la posición coyuntural de clase con la determinación estructural de clase.
En la posición de clase se encuentran los elementos políticos e ideológicos que conforman el discurso del “facho pobre”, el cual está estructurado no en base a un sistema de ideas, sino que a prácticas materiales, como bien explica Poutlantzas. El conjunto de prácticas materiales del “facho pobre” es su nivel de pragmatismo que construye en torno a su existencia inmediata (personal, familiar, grupal y laboral) y a su visión que tiene respecto a la sociedad (orden público, opción político-partidista, identificación cultural), el que también está determinado por el aparato económico (la división social del trabajo), como reproductor ideológico.
Al “facho pobre” se le achaca tomar la posición de los dueños del capital en circunstancia de que no es un propietario del recurso generado, siendo esta una de las características de la alienación generada por la lógica del trabajo del capital, descrita por Marx en los Manuscritos Económicos-Filosóficos de 1844.
En este sentido se puede plantear que la figura del “facho pobre” es un mecanismo de defensa frente a la inestabilidad que genera el propio dinamismo del capital, el que también se ve reforzado a nivel simbólico por las relaciones de dominio que, en Chile, tienen la constante histórica del binomio latifundio-peonaje, con este último actor subordinado al primero sin mayores cuestionamientos, debido a que el latifundista constituye la referencia que permite la existencia o más bien la subsistencia del peón. El terrateniente, por construcción de la realidad, constituye una parte clave en la naturaleza en que se desenvuelve el subordinado.
Por su lado, Pierre Bourdieu, en su trabajo “Condición de clase y posición de clase” ofrece un análisis más amplio y flexible respecto a los límites del esquema marxiano de Poutlantzas, señalando que el componente ideológico de las clases sociales no se determina exclusivamente por la determinación en la división social del trabajo, lo que facilita la comprensión de la relación entre “desclasamiento” y la figura del “facho pobre”: “Una clase social nunca se define únicamente por su situación y por su posición en una estructura social, es decir por las relaciones que objetivamente mantiene con las demás clases sociales; también debe muchas de sus propiedades al hecho de que los individuos que la componen entran deliberada u objetivamente en relaciones simbólicas que, al expresar las diferencias de situación y de posición según una lógica sistemática, tienden a transmutarlas en distinciones significantes”.
De acuerdo a Bourdieu, “las acciones simbólicas siempre expresan la posición social según una lógica que es la misma de la estructura social”. Y aquí entra la figura de lo que se piensa es el desclasamiento, como un símbolo que no sólo se significa a sí mismo, sino como que expresan un rango en sistema de posiciones u oposiciones. El ser del “facho pobre” es ser identificado como una distinción; no formar parte del grupo de los asalariados o, simplificando, de los explotados por la división social del trabajo, hay un afán de desmarcamiento a la situación de clase. Posición social y acción simbólica, en el análisis de Bourdieu, abre paso a lo que se conoce como “arribismo”.

De todos modos, los análisis de Poutlantzas y de Buordieu no son aplicables al término del “facho pobre”, pues simplemente porque este es juego de palabras más bien retórico, en vez de ser un concepto que abra espacio a un análisis sistematizado. En rigor el fascismo nunca se ha identificado con el capitalismo, sino que todo lo contrario: es una ideología totalitaria que rechaza el orden del liberalismo político-económico. El fascismo nace como una forma de socialismo. El que se asocie con la derecha política es producto del propagandismo soviético en el contexto de la segunda guerra mundial, que después fue trasladado con mayor fuerza por el discurso del Partido Comunista en el exilio, en el contexto de la dictadura pinochetista. Más bien, el término facho pobre dice relación con el pinochetismo y por los factores que explican Poutlantzas y Bourdieu: la distinción entre determinación estructural de clase y la posición coyuntural de clase, además de la comprensión del rol que juegan las acciones simbólicas en un sistema estratificado.

jueves, 7 de abril de 2016

Comentarios a los manuscritos económicos- filosóficos de Marx

-Los manuscritos económicos-filosóficos de Karl Marx son material que prepara el análisis para la crítica a la economía política, conocido como El Capital, en que se desarrollan los principios de la acción humana orientada a las relaciones sociales que imprime el capital.

Uno de los primeros postulados de antesala a la teoría de la plusvalía Marx los desarrolla con la idea que es la venta del ser del trabajador la que constituye la materia prima de la relación social productiva; son sólo es una transacción de fuerza física la que se entrega, sino que de fuerza psíquica, de emociones, biografías personales y otros componentes relativos al ser de cada trabajador. "El economista nos dice que todo se compra con trabajo y que el capital no es otra cosa que trabajo acumulado, pero al mismo tiempo nos dice que el obrero, muy lejos de poder comprarlo todo, tiene que venderse a sí mismo y a su humanidad".

-Otro punto importante es el que explica la acumulación del capital como un paso previo a la concentración, por sobre la idea de competencia, la cual sólo sería un medio de expansión.

"El surgimiento de muchos capitalistas sólo es posible mediante una acumulación multilateral, pues el capital, en general, sólo mediante la acumulación surge, y la acumulación multilateral se transforma necesariamente en acumulación unilateral. La acumulación, que bajo el dominio de la propiedad privada es concentración del capital en pocas manos, es una consecuencia necesaria cuando se deja a los capitales seguir su curso natural, y mediante la competencia no hace sino abrirse libre camino esta determinación natural del capital".

-Además, Marx reafirma la relevancia de la fisiocracia dentro del proceso de acumulación del capital: "Toda mejoría en el estado de la sociedad tiende, de una manera directa e indirecta, a elevar la renta de la tierra, a incrementar la riqueza real del propietario o; lo que lo mismo, su capacidad para comprar el trabajo de otra persona o el producto de su esfuerzo".

-El siguiente paso es la famosa enajenación que produce el proceso del trabajo no sujeto al capital o trabajo no libre. “¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser, en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, en el en trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en los suyo".

-Marx dice que el trabajo enajenado genera una incompatibilidad entre la vida genérica y la individual del hombre pues hace ajena su actividad vital, mientras que la vida genérica se convierte en un medio para la existencia individual del hombre en una vida productiva, siendo una herramienta para la satisfacción de las necesidades del individuo separado. La capa productiva se superpone a la capa cotidiana de las personas.

"La vida productiva es, sin embargo, la vida genérica. Es la vida que crea vida. En la forma de la actividad vital reside el carácter dado de una especie, su carácter genérico, y la actividad libre, consciente, es el carácter genérico del hombre. La vida aparece sólo como medio de vida".

"La actividad vital consciente distingue inmediatamente al hombre de la actividad vital animal. Justamente, y sólo por ello, es él un ser genérico. O, dicho de otra forma, sólo es ser consciente, es decir, sólo es su propia vida objeto para él, porque es un ser genérico. Solo por ello es su actividad libre".

-Según Marx, el hombre toma conciencia con la actividad práctica de la producción y el desarrollo del género se produce con la materia inorgánica del hombre, la reproducción de la naturaleza. Es la capacidad de producir más allá de la necesidad física donde reside la actividad libre del hombre.

"Del mismo modo, al degradar la actividad propia, la actividad libre, a la condición del medio, hace el trabajo enajenado de la vida genérica del hombre en medio para su existencia física. Mediante la enajenación, la conciencia del hombre que el hombre tiene de su género se transforma, pues, de tal manera que la vida genérica se convierte para él en simple medio".

"El trabajo enajenado, por tanto: hace del ser genérico del hombre, tanto de la naturaleza como de sus facultades espirituales genéricas, un ajeno para él, un medio de existencia individual. Hace extraño al hombre su propio cuerpo, la naturaleza fuera de él, su esencia espiritual, su esencia humana".

-Marx dice que en la enajenación del hombre con el hombre es el enfrentamiento que nace de esta alienación individual. "En general, la afirmación de que el hombre está enajenado de su ser genérico quiere decir que un hombre está enajenado del otro, como cada uno de ellos está enajenado de la esencia humana".

"En la relación del trabajo enajenado, cada hombre considera, pues, a los demás según la medida y la relación en la que él se encuentra consigo mismo en cuanto trabajador".

El concepto del trabajo enajenado: "(...) aunque la propiedad privada aparece como fundamento, como causa del trabajo enajenado, es más bien una consecuencia del mismo, del mismo modo que los dioses no son originariamente la causa, sino el efecto de la confusión del entendimiento humano".

"El salario es una consecuencia inmediata de del trabajo enajenado y el trabajo enajenado es la causa inmediata de la propiedad privada". (...) toda la servidumbre humana está encerrada en la relación del trabajador con la producción, y todas las relaciones serviles son sólo modificaciones y consecuencias de esta relación".

"Hemos considerado un aspecto, el trabajo enajenado en relación al trabajador mismo, es decir, la relación del trabajo enajenado consigo mismo.

-Marx advierte de una relación entre la propiedad privada y la propiedad humana y social.
"Por de pronto hay que observar que todo lo que en el trabajador aparece como actividad de la enajenación, aparece en el no trabajador como el estado de la enajenación, del extrañamiento. En segundo término, que el comportamiento práctico, real, del trabajador en la producción y respecto del producto, (en cuanto estado de ánimo) aparece en no trabajador a él enfrentado como comportamiento teórico. Tercero. El no trabajador hace contra el trabajador todo lo que este hace contra sí mismo, pero no hace contra sí lo que hace contra el trabajador". (Parábola de Jesús).

Segundo Manuscrito: 

"El trabajador sólo existe como trabajador en la medida en que existe para sí como capital, y sólo existe como capital en cuanto existe para él un capital. La existencia del capital es su esencia, su vida; el capital determina el contenido de su vida en forma indiferente. En consecuencia la Economía Política no conoce al trabajador parado, al hombre de trabajo, en la medida en que se encuentra fuera de esta relación laboral. El pícaro, el sinvergüenza, el pordiosero, el parado, el hombre de trabajo hambriento, miserable y delincuente son figuras que no existen para ella, sino para otros”.

“Pero incluso cuando yo actuó científicamente, etc. en una actividad que yo mismo no puedo llevar a cabo en comunidad inmediata con otros, también soy social, porque actuó en cuanto hombre. No sólo el material de mi actividad (como el idioma, merced al que opera el pensador) me es dado como producto social, sino que mi propia existencia es producto social porque lo que yo hago para la sociedad y con conciencia de ser un ente social. Mi conciencia general es sólo la forma teórica de aquellos cuya forma viva es la comunidad real y como tal se la enfrenta”.

“Un objeto es distinto para el ojo que para el oído y el objeto del ojo es distinto que el del oído. La peculiaridad de cada fuerza esencial es precisamente su ser peculiar, luego también el modo peculiar de su objetivación de su ser objetivo real, de su ser vivo. Por esto el hombre se afirma en el mundo objetivo no sólo en pensamiento, sino con todos los sentidos. De otro modo, y subjetivamente considerado, así como la música despierta el sentido musical del hombre, así como la más bella música no tiene sentido alguno para el oído no musical, no es objeto, porque mi objeto sólo puede ser la afirmación de una de mus fuerzas esenciales, es decir, sólo es para mí en la medida en que mi fuerza es para él como capacidad subjetiva, porque el sentido del objeto para mí (solamente tiene un sentido a él correspondiente) llega justamente hasta donde llega mi sentido, así también son los sentidos del hombre social distintos de la del no social. Sólo a través de la riqueza objetivamente desarrollada del ser humano es, en parte cultivada, en parte creada, la riqueza de la sensibilidad humana subjetiva, un oído musical, un ojo para la belleza de la forma”.

-Según Marx, la naturaleza humanizada constituye el objeto, la objetividad. Si esto existe se constituyen los sentidos del hombre. En su juicio, la riqueza de las necesidades humanas tiene esta dinámica en el régimen de propiedad privada: "Cada individuo especula sobre el modelo de crear en el otro una nueva necesidad para obligarlo a un nuevo sacrificio, para sumirlo en una nueva dependencia, para desviarlo hacia una nueva forma del placer y con ello de la ruina económica. Cada cual trata de crear una fuerza esencial extraña sobre el otro, para encontrar así satisfacción a su propia necesidad egoísta".