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jueves, 8 de agosto de 2013

Algunas visiones de la Sociedad Libertaria de Chile

Se han dado a conocer a través de las redes sociales, especialmente a través de Twitter, donde plantean la idea de prescindir del Estado por sobre cualquier cosa, sin identificarse con el tipo de liberalismo imperante en el país, al que califican de "mercantilismo camuflado de libre mercado" en sectores como el de las AFP e Isapres.
Se trata de la Sociedad Libertaria de Chile, espacio donde se da lugar a "distintas corrientes de pensamiento libertario, tales como liberales clásicos, objetivistas, minarquistas, austrolibertarios e incluso anarcocapitalistas, por nombrar las más conocidas", como indican en su sitio web.

LABORES

El desarrollo de seminarios, foros y charlas son las principales herramientas que utilizan para darse a conocer frente a diversos temas, que van desde la legalización de la marihuana, el matrimonio entre personas del mismo sexo, hasta la ley antitabaco.
Pero los asuntos económicos son el fuerte de los debates en que participan, aunque lo hacen más centrados en la discusión filosófica moral que rodea a la economía, donde sostienen la libre iniciativa por voluntad propia por sobre cualquier cosa y el combate a los monopolios estatales y del mercado, sin ningún tipo de coacción.

QUIÉNES SON

Los fundadores de la Sociedad son Renzo Gilardoni y Francisco Belmar, quienes sintetizaron para Nación.cl la visión de la sociedad para el Chile actual:
-¿Cómo nace la idea de crear la Sociedad Libertaria de Chile?
-Parte de una reunión casual de algunas personas que nos comunicamos por Twitter.  La mayoría formábamos parte de Red Liberal, donde conocimos a los pocos libertarios que había y de forma espontánea creamos un grupo que se encargaría de hacer difusión de las ideas libertarias.
-¿Cuáles son los principales postulados que plantea la organización?
-Postulamos el principio de la libertad individual, entendida como auto posesión, en que uno es dueño de sí mismo y en que nadie puede imponerte algo por la fuerza, salvo que sea consentido. Derivado de eso es el principio de no agresión, en que nunca es válido obligar a nadie a hacer algo mediante la fuerza. Solo son éticamente válidos los acuerdos por consentimiento mutuo entre las personas.
"Además, postulamos que todas las interacciones y los intercambios entre las personas deben ser voluntarios. Nos parece tan legítimo comprarle a un vendedor ambulante como al comercio establecido".

DIFUSIÓN

-¿A partir de estos postulados, cómo se dan a conocer?
-Lo que hacemos es difusión a través de columnas, donde vamos expresando las ideas que creemos que son adecuadas respecto a ciertas temáticas contingentes. No tenemos una organización muy compleja para hacer difusión, sino que son cosas que se dan de forma espontánea, sin pautas de contenidos, sino que se van dando con lo que los miembros deciden escribir.
-De todos modos, no son bien entendidas sus ideas.
-Hay mucha caricatura con los libertarios, como que no nos interesa que las personas sean pobres o que se mueran de hambre, cuando la idea es buscar la mejor forma de dar las facilidades para que obtengan lo que quieren por sí mismos, por su propia voluntad, sin esperar que otro venga a dárselos,  y sin obligar a nadie a que los ayude. Creemos que cualquier persona es capaz de superar una situación desventajosa, si así se lo propone. No creemos que deba considerarse a nadie como un inválido porque es pobre, ya que esa es una idea errada que no ayuda en nada a esas personas. También creemos  que a las personas hay que dejarlas ser lo más irresponsables que quieran consigo mismas, pero que se hagan cargo de las consecuencias también. Esa es la otra cara de la moneda.
-¿Apoyan la asociatividad voluntaria?
-Sí, no nos oponemos a que hayan organizaciones voluntarias de ayuda. En lo teórico, no tenemos problemas de que ciertos grupos puedan organizarse y planificarse centralmente, siempre y cuando sea decisión voluntaria de sus miembros. Lo que sí nos complica es que ese grupo pretenda imponer cualquier tipo  de planificación coactiva, con o sin el Estado, a quienes no desean compartirla.

ESTADO Y LIBERALISMO

-Pero en Chile hay un sector considerable que exige más Estado para solucionar los problemas de nuestra sociedad. ¿Cómo enfrentan esta realidad?
-Eso, a fin de cuentas, es un problema. Nos sentimos un poco fuera de la corriente principal de la opinión pública. De todas formas creemos que en Chile hubo un cambio en el pensamiento de las personas respecto a lo que es la iniciativa individual. La gente pareciera no entender que hay una relación directa entre la asociación voluntaria y la iniciativa individual, con las características que tanto le apetecen. En Chile hay una mayoría de personas que considera que el derecho de propiedad es uno de los más importantes, pero la gente no tiene conciencia de lo que eso significa. La gente apela mucho a una concepción más liberal-igualitaria respecto al derecho de propiedad y cómo debe ser defendido. Creemos que damos una pelea bien dura.
-¿Cómo ven el liberalismo chileno? Es bastante sui generis, con una tendencia a la concentración y la falta de competencia...
-Creemos que hay una gran confusión en torno al libre mercado, porque lo que hoy vemos es más bien un mercado intervenido. Lo libre que vemos es el caso de comerciantes ambulantes o de pequeños nichos de mercado, como la prostitución, donde no hay regulaciones ni impuestos ni horarios. Lo que debiera quedar claro es que el mercado no es libre, ya que aunque intercambiamos productos y servicios, está lleno de todo tipo  de regulaciones. Muchos mercados, como las AFP y las Isapres, no son libre mercado, sino que es un mercantilismo camuflado de libre mercado. Para qué decir los servicios básicos, como luz, agua o gas, donde no hay competencia.
"La idea que nos interesa dejar clara es que es difícil que el mercado globalmente sea libre en un sentido absoluto, sino que se debe avanzar hacia un mercado menos intervenido y por ende más libre, pero es difícil que sea libre en un sentido absoluto con excepción de ciertos nichos específicos".
-¿Y qué aprecian del rol de subsidiariedad del Estado que beneficia a sectores con un discurso anti estatal?
-El privado al final se aprovecha de la relación que puede entablar con el Estado, porque éste le puede dar beneficios superiores. Si bien la subsidiariedad es un principio interesante que ha permitido liberalizar la economía y política chilena, tiene elementos que tienden a la creación de un mercantilismo, donde Estado y privados se coluden.
-De todas formas el pensamiento económico en Chile es más conservador que innovador, ¿cómo pretenden influir en el campo de las ideas mediante la libre discusión?
-Es difícil, sobre todo porque hay elementos importantes como el que los libertarios no están muy presentes en términos académicos. Tampoco hay una costumbre entre los mismos libertarios de desarrollar agrupaciones voluntarias que tiendan a reemplazar a otras organizaciones para implantar las ideas, por lo que pensamos que esto debe ir más con la práctica, la autogestión, la creación de grupos voluntarios que tiendan a educar y a satisfacer ciertas necesidades.
-¿El mutualismo estaría dentro de esto también?
-Absolutamente. Incluso con los anarco-capitalistas tenemos bastantes puntos en común. Con los liberales igualitarios hay más diferencias de forma que de fondo.

El sui generis capitalismo a la chilena se pone al desnudo

La problemática relación que se da en el poder económico y político con la democracia es el punto central de la obra "Capitalismo a la Chilena. Y la prosperidad de las élites", del economista de la Universidad Mayor, Andrés Solimano.
El académico plantea en la obra la implementación de un modelo tan concentrador que se alejó de los postulados de libertad de quienes lo formularon en los años ’70.
Solimano señala que el rol de las élites en estas relaciones es  clave para entender la tensión generada en la población frente a la banca, las AFP, isapres y otros sectores que se han mercantilizado y concentrado en pocos actores, los cuales también se oponen al cambio de las reglas del juego.

CAPITALISMO CHILENSIS

-¿Cuál es la propuesta del libro?
-Se hace un análisis del sistema económico y político chileno, y hace ver que estamos viviendo un sistema capitalista que se alejó de lo que originalmente se pensaba implementar. Es un capitalismo bastante concentrado, más bien dominado por conglomerados económicos y productores en sectores clave, que dominan los mercados de servicios y medios de comunicación, un capitalismo sui generis, en que la salud y las pensiones son privatizadas.
“Si bien el sistema ha dado resultado en que el PIB de Chile es uno de los más grandes de América Latina, por lo que el país está a las puertas del desarrollo, pero el libro hace ver que el sistema encierra muchos contrastes y contradicciones, y que hay un reforzamiento entre los mecanismos económicos y los de la democracia para hacer que el sistema tienda a reproducirse en el tiempo y sea difícil de reformarlo”.
-Y en todo este diagnóstico, ¿qué rol ocupan las élites?
-Los frutos del crecimiento económico en los últimos 25 años ha sido capturado por una élite de altos ingresos, sobre todo el 1% de la población, con familias chilenas que están en la lista Forbes, donde 5 familias chilenas tienen más de US$1.000 millones. Entonces, es un modelo que ha llevado un crecimiento per cápita más alto, está muy concentrado en élites que tiene un poder muy importante en la esfera política. El libro hace ver que hay una especie de parálisis entre la prosperidad económica de estos grupos y la mayoría de los chilenos.

CAMBIOS CULTURALES

-¿Cuánto influye en esto el factor socio-cultural e histórico del país?
-Hemos llegado a esto por causas históricas, decisiones de política económica que se hicieron, y el tipo de democracia. El libro analiza cómo la democracia post régimen militar se orientó a consolidar y mantener el modelo económico bastante inalterado, reduciendo los espacios de participación ciudadana y haciendo muy difícil transformar las instituciones en una dirección más progresiva del ingreso y de las oportunidades.
-¿Cuáles serían esas instituciones?
-Chile tiene una Constitución desde 1980 que todavía está vigente, con un sistema binominal, además de medios de comunicación muy dominados por conglomerados económicos, lo que hace que falte diversidad informativa y cultural. El sistema tiene mecanismos de reproducción en el tiempo y de auto perpetuación que ha producido cambios culturales, de mercantilización de las relaciones sociales.
-Pero también se han generado cambios culturales críticos a esta mercantilización.
-Se nota que la emergencia de movimientos sociales, como estudiantes, grupos ecologistas y otros de la sociedad civil piden cambios que están introduciendo una nueva agenda cultural para que cambie un poco el sistema. Entonces el país vive una tensión entre las fuerzas que piden la continuidad del status quo y otros que quieren cambios en los parámetros económicos, institucionales y culturales.

CONCENTRACIÓN ANTIDEMOCRÁTICA

-¿A qué atribuye la concentración del poder económico y político en el país?
-Esta concentración económica ha sido posible en gran medida porque el Estado se ha debilitado en su capacidad regulatoria. Los empresarios tienen mucha llegada en la toma de decisiones públicas y hacen muchas contribuciones a las campañas políticas, también está el tema del lobby, de la propiedad de los medios de comunicación. El problema del poder de estas élites es que no sólo es poder económico, sino que es un poder que afecta la democracia y los valores culturales que ésta emite. Esta es una de las hipótesis del libro.
-A nivel discursivo, siempre se dice que cambios al modelo traerían inestabilidad, ¿qué le parece?
-El libro menciona el punto de que a las élites dominantes les interesa defender la mantención de un modelo muy favorable a sus intereses y a su capacidad de acumulación, por lo que se oponen a ideas políticas que pudieran cambiar un poco las reglas del juego. Y por eso ponen sus intereses económicos y políticos sobre la democratización del país, esto ha sido una constante histórica en el país. Esa tensión es la que está prendiendo a la sociedad chilena.
-Puestas así las cosas, ¿este tipo de capitalismo que tenemos es sustentable en el tiempo?
-Creo que este tipo de capitalismo tan concentrador, regresivo y sui generis tiene problemas de sustentabilidad económica, porque depende mucho de los recursos naturales y no tenemos una industria manufacturera, casi no hay una industria del conocimiento. Y también hay un problema de sustentabilidad social y política, porque un modelo que favorece a las élites, se excluye a las no-élite, al 99% y así no se produce un equilibrio estable.

Entrevista a Alberto Mayol: “El modelo chileno está maldito y por lo tanto se va a acabar”

Luego de participar el viernes en la última jornada de Percade 2012, donde tuvo un encendido round con Felipe Kast, el sociólogo de la Universidad de Chile, Alberto Mayol, se dirigió a la Feria Chilena del Libro a firmar los ejemplares de sus obras "El Derrumbe del Modelo" y "No al Lucro", que se han convertido en récord de  ventas en esta temporada invernal con sus críticas al sistema económico-institucional que impera en el país.
En esta entrevista, Mayol mantiene su hipótesis de que el modelo económico local está ad portas de sufrir cambios, luego del efecto que dejó la movilización social en el 2011, protagonizada por estudiantes, deudores habitacionales y los habitantes de Aysén y de Freirina.

DEL MITO AL DERRUMBE

-El libro de Tomás Moulian, "Chile Actual: Anatomía del Mito", publicado en 1995, marcó una nueva relación entre la sociología y la sociedad respecto al modelo económico, con su crítica al consumismo. ¿Qué diferencia aprecias entre esta obra y tu diagnóstico en "El Derrumbe del Modelo"?
-Creo que estos 2 trabajos funcionan como 2 puntos de significación muy importantes, porque la distinción que hace Moulian es una descripción en el momento clímax de legitimidad del modelo, al que trata de mito, lo que es un argumento muy limpio y fantástico, que genera un gran impacto. De ahí viene un silencio en la sociología y su relación con el modelo durante muchos años y, cuando aparece mi libro, con lo que pasa en el 2011, hemos llegado al momento del derrumbe de la legitimidad del modelo en su funcionamiento, que lo hace insustentable en el tiempo.
-¿Qué debe entender la gente con esta propuesta de derrumbe?
-En que el modelo de pensiones no funciona, el modelo de desarrollo no incorpora a la gran parte de la población, el modelo de salud está hecho para la gente que no está enferma, por lo que el modelo económico entró en una crisis de legitimidad muy profunda. El derrumbe no significa que el modelo deje de tener capacidad operativa en el día a día, sino que esta pérdida de legitimidad, en algún momento, significará una necesidad de transformación radical del modelo.

“ESTAFADOS”

-La gente se da cuenta y acusa, en diversas situaciones, la "estafa" de un modelo que se publicita con la eficacia y la eficiencia, pero que, en la práctica, deja hoyos sociales enormes. ¿Piensas que esto es concientizado por parte de los grandes empresarios?
-Si uno piensa la eficiencia y la eficacia desde el punto de vista de la empresa, con bajos costos y altos ingresos, debemos sincerar lo que ocurre: El problema es que nuestro modelo económico no construye sociedad e, incluso, la destruye. Es un modelo desanclado, que tiene autonomía y que funciona al decir: "mira cómo aumenta el PIB" y a eso le llamamos país, pero ese país es un grupo económico que no tiene relación alguna con la sociedad.
-El problema al parecer es que se adaptó un modelo económico abierto en un sistema cultural cerrado, como históricamente lo construye la "élite" local.
-En Chile hay una tradición de escasa comprensión de que todos los actores sociales somos miembros de la sociedad. Tenemos la tendencia a pensar que la sociedad es un "otro" y yo soy el individuo. En esa relación extraña, obviamente el empresario, que se establece como yo, no se relaciona con la sociedad.

PROYECCIONES

-¿Qué proyección haces del modelo y de los movimientos sociales?
-Aquí hubo un movimiento estructural. Supongamos que el movimiento estudiantil desaparece, cosa que no creo. Eso ayudaría a que el modelo dure unos años más, pero el agua ya llegó al río. Es una tesis arriesgada, pero creo que el modelo oligopólico, rentista, con una tributación empobrecida, con una separación de la política con la sociedad y un modelo cultural de consumismo financiero, está en entredicho, por lo que nos plantea a todos cambiar la forma en que vivimos. Ya el modelo, en términos religiosos, está maldito por la sociedad y, por lo tanto, se va a acabar.
-¿De qué forma se derrumbaría?
-Están las condiciones hoy día para que, de pronto, en una semana cualquiera, empiece una cuestión, a la cual no le demos ninguna importancia y, a las 3 semanas, estemos con una transformación tan profunda como lo fue el movimiento estudiantil. Puede ser muy lento y horadarse por desgaste de los grandes líderes económicos o políticos, pero basta un error para que efectivamente, en un período de 1 año, o en el próximo Gobierno, se enfrente una situación de desgaste de legitimidad muy brutal.
-Pero siempre la institucionalidad chilena se regenera en la lógica de la élite, ¿Acaso no podrían hacer lo mismo ahora?
-Para que haya una crisis de institucionalidad uno tiene que estar dispuesto a dispararse en el pie, de rabia, malestar y dolor que se tiene. Lo que pasa es que, antes del 2011, las instituciones eran sostenidas por las rutinas cotidianas de la gente, pero -de repente- dijeron que no están dispuestos a sostener esta "maldita mentira" del modelo. No están las condiciones para volver atrás.

LA CRÍTICA DE LA ACADEMIA

-¿Y cómo ves la situación del pensamiento crítico en todo esto?
-Para ser útil, el pensamiento crítico requiere de un esfuerzo de investigación, reflexión y racionalidad muy grande, por lo tanto la tendencia es acompañarlo con la rigurosidad y fortaleza que se requiere para combatir al pensamiento hegemónico. En ese sentido, creo que hay señales positivas, como la emergencia de una visión económica alternativa, como la generada por la Fundación Sol, con el tema del trabajo, pero sería bueno multiplicar eso en otras dimensiones de la vida económica.
-Para eso se necesitan más economistas que hagan esta crítica. Pero brillan por su ausencia, salvo casos puntuales.
-Por desgracia, la sociología está en la etapa del diagnóstico de la enfermedad. Cada vez que ha despertado la política en Chile, en los últimos 20 años, ha sido para diagnosticar una enfermedad. Los economistas construyeron una propuesta, pero hoy día eso no está aconteciendo. Hay un paso que dar, hay un punto en que debemos juntarnos con economistas alternativos, cientistas políticos y poder construir una propuesta de cómo resolver en inmediato esto. Se debe generar una verdadera transición, en que se eliminen las concentraciones de poder más radicales y dejar que el ejercicio de hacer sociedad se construya, para salir de la enfermedad.

Entrevista a Pablo Ortúzar: “La buena fe no se cumple en el mercado chileno”

Plantear cambios culturales al sistema económico desde la antropología social no es fácil con el pensamiento económico imperante en el país, sobre todo si se habla de avanzar hacia la “buena fe”, en un momento en que las relaciones económicas están bajo sospecha por los casos de abusos de empresas hacia consumidores y trabajadores.
Pablo Ortúzar, director de investigación del Instituto de Estudios de la Sociedad y Antropólogo Social, expuso este tema la semana pasada en el Encuentro Nacional de la Empresa (Enade) 2012, donde sostuvo que el mercado puede sostenerse a partir de la buena fe, entendida como una práctica para revertir la desconfianza que existe en el campo económico.

LA BUENA FE

-¿Cómo se debe entender la buena fe en el campo de las relaciones económicas?
-La buena fe pone muchas exigencias, porque pone a la otra parte en una posición informada a partir de la cual pueda tomar decisiones libres y eso no se cumple en el mercado chileno en muchas áreas, porque hay muchas asimetrías de la información y muy poca información para retirarlas y competir en Chile. La desconfianza con las instituciones y el mercado que se experimenta desde el 2011 tiene que ver con la pérdida de la buena fe, que no es exclusiva de los grandes empresarios, porque también se produce en personas que se aprovechan de las otras en base a la información, como el caso de gasfíter y mecánicos, denunciados en programas de televisión como “En su propia trampa”.
-¿Cómo se incluye entonces?
-Se debe incorporar la buena fe como centro en los procedimientos que se despliegan en la economía y la política, con una competencia decente y leal de los políticos que tiene mucho que ver con la calidad en la discusión de la política. Y eso hoy día es muy cuestionable, porque se genera mucha operación mediática con poco contenido y mala fe en las críticas, con montajes comunicacionales. La discusión pública que hay ahora, de que debe haber más debate y diálogo, es imposible sin buena fe.
-Pero, ¿cómo enfrenta la buena fe a la cultura económica y social imperante en el país?
-La gracia de la buena fe es que es traducible en procedimientos que se pueden convertir en costumbres si comienzan a incorporarse cotidianamente y así produce cambios culturales. El desafío  interesante es que  es un cambio que pasa por las personas  y su libre voluntad. Los cambios culturales finalmente pasan por convertir virtudes en costumbres y no ejercerlas como una excepción. Para eso hay que acostumbrarse a proceder de cierto modo. Por lo tanto, decantar la buena fe en procedimientos que la aseguren es el gran desafío de Chile en los próximos años que se debe hacer en todos los ámbitos y a todo nivel.

CONFIANZA

-¿Este cambio cultural aumentaría la confianza casi inexistente en el campo económico y social?
-La confianza es una red muy frágil de expectativas, cualquiera puede dañarla  y es muy fácil destruirla. Esto es un bien público que no puede ser creado por decreto, que no puede crearlo el mercado ni el Estado, sino que viene de una ética del comportamiento de las personas. A los sociólogos y los economistas esto los descoloca absolutamente, por la idea de que el éxito de la sociedad dependa de algo tan frágil, de que dependa de la voluntad de las personas y no de las estructuras o de planes.
-Pero la sociología y la economía insisten en el discurso de que la institucionalidad guía al cambio de comportamiento.
-Es que es falso que la ley con que operan estos planificadores modifica el comportamiento de las personas. Obviamente puede contribuir, pero también se necesita una interacción inteligente entre el mercado y el Estado, y eso pasa por replantearse la lógica operativa de las intervenciones. Se debe pasar de la intervención intrusiva a una que estuviera más cerca de la orientación contextual, que es influir positivamente en las operaciones de un sistema económico a través de estímulos que sean reconocibles.
-Las empresas tienden a intervenir con políticas de valores que están en el papel, pero que no son compartidas por los trabajadores, porque en la práctica dicen que no se sienten escuchados en sus demandas.
-Uno de los desafíos de las empresas es tratar de incorporar un trato más horizontal con sus equipos para generar confianza, involucrando a los equipos de trabajo en proyectos comunes, lo cual es importante porque permite a las personas con mucha experiencia incorporar su información y conocimiento al proceso productivo. Hoy día hay mucha riqueza que se pierde por la estandarización absoluta de los procedimientos, donde se deja poco espacio a la creatividad y al aporte de conocimiento al interior de la empresa.
-La empresa chilena también importa modelos de afuera.
-Así es, casi todos los traen de Estados Unidos, con una base cultural muy distinta y aquí el efecto es casi nulo.

EL MODELO

-Hablando de modelos: en la Enade se criticó mucho la tesis de Alfredo Mayol sobre el derrumbe del modelo imperante en el país, ¿qué le parece?
-Lo que hizo Mayol era más bien una movida publicitaria que algo serio. Los modelos en la sociología no están en la realidad, sino que son reconstrucciones teóricas para tratar de explicarlas y, si alguien dice que se derrumba un modelo, quiere decir que su teoría dejó de explicar la realidad, lo cual en el caso de Mayol es obvio, porque está usando teorías de los años 60 para tratar de entender un mundo completamente distinto.
-En Libertad y Desarrollo se dice que el pensamiento de economía libre no es un modelo, sino un “espejo de la naturaleza humana”, ¿cómo se entiende esto?
-Hay que distinguir el tema de que el mercado no lo inventaron los libremercadistas, sino que la interacción humana en este plano ha existido siempre y se ha ido perfeccionando a través del tiempo. El buscar el beneficio a través del intercambio es algo que siempre acompañó a las sociedades, pero la salvedad es que la base ética no está en la naturaleza humana, sino que en las culturas que la incorporan. Por eso fue tan distinto el libre mercado en sociedades con base cultural protestante. Efectivamente el mercado es parte de la naturaleza humana, pero la forma en que se interactúa en él es parte de la cultura humana.
-¿Cómo respondieron los empresarios presente en Enade este análisis?
-El mundo empresarial es tremendamente variado, en el fondo son personas muy prácticas pero también actúan en base a éticas rigurosas, otro menos. Pero, por lo menos las conversaciones que tuve después con empresarios, estaban muy de acuerdo en que había que limpiar las reglas del juego y atenerse más a ellas, para generar seguridad jurídica en las expectativas de las inversiones, que son la base para generar riqueza. Sin confianza es mucho más difícil generar riquezas.

lunes, 10 de junio de 2013

"La Vida de Jesús", la aproximación racional de Hegel al cristianismo

“La Vida de Jesús” fue una de las primera obras de G.W.H. Hegel, los llamados escritos teológicos de su juventud, en que pretende conciliar la razón con la fe, pues el filósofo alemán intenta plantear una filosofía moral de la praxis, a partir de la religión, en un reafirmación que años después Marx intentará destruir, a partir del mismo objeto religioso.
En este trabajo, Hegel sostiene la sensibilidad de los hombres, como algo opuesto a la racionalidad. A su juicio, en el mundo de la moral existe una tensión hostil entre sensibilidad y razón, tratando de resumir esta dicotomía en las parábolas de Jesucristo, que el mismo Hegel elabora de esta forma: “El hombre no es sólo un ser del todo sensible. Su naturaleza no está simplemente limitada a las inclinaciones hacia el placer; hay en él también un espíritu, una chispa del ser divino que le ha sido concedida como parte de una herencia hecha a todos los seres racionales”.
Identificar el aspecto espiritual con la estructura racional es uno de los propósitos en los primeros escritos de Hegel que posteriormente derivará a la idea del espíritu universal, entendido como la razón universal que guía al hombre en la sociedad. El resultado de la enseñanza moral debe ser la virtud cívica, en la idea hegeliana.
No escuchar la voz divina es no escuchar a la razón moral, la cual “ordena la ética como deber”, por lo que es necesario una toma de conciencia que proviene de la reflexión: “Aquel que se comporta lealmente consigo mismo se acerca voluntariamente al tribunal de la razón, no tiene miedo de sus advertencias ni del conocimiento de sí mismo que esta le da y no tiene necesidad de esconder sus acciones, de las cuales ellas dan testimonio del espíritu del mundo racional”.
La filosofía moral racional a la que aspira Hegel es a una en que la se venera a Dios, entendido como razón, con una ley moral, que genera el Reino de los Cielos, de Dios sobre los hombres. “Quien se exime a sí mismo y a los demás de observar la ley moral es indigno de llevar el nombre de ciudadano del Reino de Dios, pero quien por sí mismo los sigue y los enseña a los otros a respetarla (ley moral) será considerado en el Reino de los Cielos”.
La virtud que crea la Ley moral pasa por el autodominio: “Cualquiera sea la inclinación, la más placentera, háganla violencia, más aún: aplástenla antes de ser llevados más allá de la línea del derecho”. Según Hegel, en las enseñanzas de Jesús se aprecia la incompatibilidad de servir a la razón y servir a los sentidos, pues ambos se excluyen mutuamente.
Los escritos del joven Hegel relacionan el pecado con el vicio, el no apuntar al blanco que es la virtud. Para ello se deben desechar los mandamientos de los hombres y las invenciones que ellos han agregado a la ley moral, con lo que el filósofo lanza un ataque directo a las doctrinas eclesiásticas institucionalizadas en favor de la subjetividad: “Este conflicto entre vicio y virtud, entre el sometimiento a las opiniones y a las costumbres de la fe que son establecidas en las cabezas y corazones de los hombres, y el retorno al renovado servicio de la razón, restaurada en sus derechos, dividirá amigos e familias. La razón debe ser apegada a la Ley moral en sí misma, sin la interferencia de un poder externo.
El desarrollo de la virtud también debe dejar de lado el interés propio. El amor a la riqueza es un obstáculo a la virtud, la cual “exige sacrificio, el amor por la riqueza exige siempre nuevas ganancias”. La tendencia al interés de las riquezas es abolida por la ética que entrega la Ley moral de Dios, “que manda el deber y que le ha concedido (al hombre) alcanzar el predominio sobre el interés propio”
“Ustedes saben que el deseo de dominio es una pasión muy seductora y muy difundida entre los hombres: Esta es extrínseca en las anchas y angostos caminos de la vida. ¡Que sea prohibida en vuestra sociedad!. Consideren vuestro precio el ser amables los unos con los otros, el darse servicios intercambiables, el objetivo de la vida no ha sido nunca aquel de mandar sobre los demás, sino que servir a la humanidad y de sacrificar la vida misma por ella”.
Las palabras del Jesús hegeliano consolidan el rol de la virtud moral que debe animar al hombre en la sociedad y que es entregada por la razón, la que en las obras posteriores de Hegel será el “espíritu universal”, al cual uno se acerca a través de la misma virtud:
“Tu llamada de formar a los hombres en la virtud la he seguido, la he puesta en tus manos. Que puedan cumplirla ellos de su parte. Que eduquen amigos a los cuales no doblen más las rodillas delante a ningún ídolo, que no hagan de ninguna palabra, de ningún dogma de fe el fundamento de la unión de ellos, pero que sea la virtud el aproximarte a ti santísimo!”.
Con esto el joven Hegel trata de racionalizar la fe, transformando la salvación puramente teológica en el desarrollo de la virtud para lograr una mejor sociedad.

domingo, 9 de junio de 2013

El utilitarismo económico detrás de la estrategia del terror en el discurso hegemónico chileno



Nuevamente la derecha en Chile recurre a la estrategia de la campaña del terror discursivo en materia económica, dando a entender que las propuestas para restructurar el modelo económico están ahuyentando a la inversión extranjera en el país, lo que constituye el mejor ejemplo de lógica utilitarista que se esconde en el tipo de pensamiento económico que sostiene este bloque político-social.
Uno de los rasgos del utilitarismo es su planteamiento ético y moral de que el principio de utilidad busca la felicidad del mayor número de personas y el espacio para que se desarrolle este objetivo es el libre mercado.
Puestas así las cosas se plantea la necesidad de privilegiar el aspecto cuantitativo por sobre el cualitativo, como una forma de conseguir la felicidad para la mayoría de la población. De ahí que el fundamento moral sea el acceso al empleo per se y no por su calidad. Que haya empleo por tautología y nada más, si son precarios no importan porque el razonamiento es que es mejor estar empleado que sin trabajo. La felicidad se reduce a esto: Es más hedonístico este fin en vez que estar desocupado; se pasa mejor la vida con un empleo precario, en vez de no tener nada.
Lo mismo sucede en el caso de la educación superior, en que la lógica utilitarista indica que la prioridad es el aumento de la cobertura a través de la matrículas, por sobre la calidad que se imparte en las salas de las universidades privadas.
También se experimenta esta lógica en el ámbito de la previsión social y la salud, donde las irregularidades y asimetrías de información en perjuicio de los usuarios es considerado algo secundario, un sacrificio que deben realizar frente a un sistema que es más “útil” que los anteriores (esto es, el principio de utilidad), con lo que primero se define “lo bueno” y “lo malo” antes de precisar al fin al cual se apunta.
En el utilitarismo está implícita la idea de que todo sirve, no importando si se beneficia al individuo o a la comunidad, siempre y cuando se alcance la felicidad, aunque esta se relacione con el acceso al consumo hedonista y con los índices de satisfacción cuantitativa.
La felicidad, según el utilitarismo económico, se da con la configuración de ciertas condiciones, como el crecimiento económico per se, para lo cual debe existir inversión, ya que –sin esta- es imposible crear más capital y, por ende, empleo. Este consecuencialismo es un ingrediente esencial del utilitarismo de regla: Una acción (la inversión) lleva a la felicidad, porque es buena por tautología.
Aquí se inscribe el objeto del discurso del Ministro de Hacienda, Felipe Larraín, de afirmar que su deber es “decir la verdad”, en cuanto a que propuestas alternativas al actual modelo económico, como Asamblea Constituyente, AFP estatal y reforma tributaria, ahuyentan la inversión y la estabilidad, por lo que son consideradas –en esta lógica- como algo contrario a la consecución de la felicidad para la mayoría de las personas, la cual está viene preestablecida por el utilitarismo de regla, que comprueba su calificación de ser “bueno”, porque los “hechos así lo demuestran”, con lo que se da paso al utilitarismo de acto, que mencionaba John Stuart Mills.
El utilitarismo económico se une umbilicalmente con el concepto de eficiencia productiva, con la maximización de las utilidades, como sistema. Para ello requiere de un opuesto para desarrollarse, el que se identifica como los anteriores modos de producción estatistas y colectivistas que no entregaban la felicidad para la mayoría de los individuos. Por eso se plantea la idea de que en el socialismo “todos son igualmente pobres”, lo que se considera como algo alejado de la consecución de la satisfacción y felicidad.
Al otro lado del espectro, también es posible encontrar lo que podemos denominar como el utilitarismo marxista, en que el pretendido “reino de la felicidad”, que implicaría la consecución de la sociedad comunista se debe lograr a cualquier costo, sin importar los medios para alcanzar este fin y eso es lo que vimos en las experiencias socialistas del siglo XX que aún persiste en algunos países.
El principio de utilidad también está sujeto a la ética del mal menor, en que se busca el menor impacto negativo de una acción. ¿Qué importa si la mayoría de los pensionados tengan pensiones bajas, si el sistema de AFP es probadamente mejor al que funcionaba antes?;¿Qué importa si las empresas transnacionales tengan mecanismo de elusión tributaria y paguen pocos impuestos de acuerdo a su producción, si al final generan inversión y empleo?; ¿Qué importa si un segmento de la fuerza laboral tenga una seguridad social precaria, si al final trabajan?. Esto son algunos ejemplos de la gravitación del pensamiento utilitarista que se ha tomado el campo económico en Chile.

martes, 21 de mayo de 2013

El engaño en el discurso del "self made man" en el liberalismo


El discurso empresarial, proveniente de la filosofía moral de Adam Smith, y que deriva en la idea de un emprendimiento sin barreras, señala que el empresario es un hombre que se ha hecho a sí mismo (self made man) y que “ha edificado él solo su negocio”, pero lo que no se menciona es que el empresario también se topa con sistema de socialización instalado que está a su alcance, con trabajadores, un mercado, un cuerpo de normativas y reglamentos, además de una cadena de producción anterior a él y a su idea.
Según el economista Paul Samuelson, “esta vasta estructura y atmósfera propicia “con que se encuentra el empresario que cree haberse creado a sí mismo, “es la creación conjunta de millones de hombres durante numerosas generaciones. Si eliminamos ese factor social  no nos queda Robinson Crusoe, con los artículos salvados del naufragio y sus conocimientos adquiridos, sino el indígena salvaje que vive de raíces, bayas y gusanos”.
El estado de salvajismo al que se refiere el economista nos lleva a la idea de “capitalismo salvaje”, que, en cierto sentido, es una idea ontológica que significa el retorno al hombre lobo del hombre, propuesto por Thomas Hobbes. Es un estado pre civilizatorio al que recurre el discurso del liberalismo maximalista y utópico de plantea un hombre que se puede valer por sí mismo, por sobre el factor societario.
Pero, en la práctica, la formación del sel made man, pasa necesariamente por la socialización, desde la fase primaria hasta las más complejas. La socialización es condición para el surgimiento de esta idea de Smith, es en ella donde se desarrollan rasgos psicológicos, de comportamientos, como el egoísmo y el altruismo.
Esto nos lleva a la noción del altruismo, entendido como algo que va en línea con la naturaleza humana y no al contrario, como postulan los liberales extremistas. “Si pensamos en el proceso evolutivo de la selección natural, entenderemos que la preferencia que una madre otorga a su hijo de pecho tiene “valor de supervivencia”; le permite sobrevivir. Pero por la misma razón comprenderemos que la manifestación de la supervivencia en el amor altruista de la madre y en el interés por ser un buen vecino forma parte del plan general de la naturaleza”.
En otro de sus artículos, Samuelson habla del amor, vinculado al altruismo, en su acepción de ágape: “amor espontáneo y altruista que se expresa libremente sin cálculo de coste o ganancia para quien lo otorga o de mérito en quién lo recibe”.
El punto es que el propósito altruista, llevado equilibradamente, con el interés personal, no es un factor desestabilizante. En grados apropiados, es capaz de perfeccionar la interacción social en figuras como la responsabilidad colectiva de los individuos, siendo este un factor antropológico que los liberales maximalistas rechazan a priori.
El rechazo del altruismo por parte de posturas extremas, como las de Ayn Rand, choca contra un muro, pues la búsqueda de la propia felicidad también pasa por la convivencia con otros. La individualidad se construye a través de las relaciones con el otro. Es un derecho individual optar si se es o no altruista.
La construcción de la confianza social o el llamado capital social es uno de los factores de construcción para un engranaje más eficiente de la producción. El repudio ciego y maximalista al altruismo no produce otra cosa que una fragmentación que termina siendo disfuncional al propio funcionamiento de las formas de capitalismo.
Plantear que del altruismo a la pretensión moralista del hombre existe una delgada línea es altamente probable, aunque no significa creer en un automatismo, pues la libertad individual cuenta con grados suficientes para inyectar el grado de altruismo necesario en cada uno de nosotros.
Pero tampoco se puede caer en la ignorancia de desdeñar el altruismo en el conocimiento económico, ya que este forma parte de las racionalidades no instrumentales que constituyen uno de los pilares de la sociedad y al cual el individualismo más acérrimo no puede negar, a menos que se quiera encerrar al hombre en una caverna, toda vez que es difícil que la individualidad no tenga comportamientos prosociales para construir grupos o comunidades. Después de todo ni el más acérrimo defensor del egoísmo se ha constituido como persona fuera del otro.