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domingo, 28 de febrero de 2016

La esencia filosófica del Club de la Pelea

Conocido es por casi todos que la filosofía de Nietzsche es una fuerte influencia en el pensamiento que vierten los personajes del Club de la Pelea, la novela del periodista estadounidense Chuck Palaniuk, que saltó a la fama con la realización de la homónima película. Es prolífico el material acerca de violencia y nihilismo que plantea esta obra, como una expresión freudiana del malestar de la cultura y el nietzscheano nacimiento del superhombre a partir de la lógica mercantilista de la sociedad de consumo.
El superhombre nacido contra toda autoridad, orden, lo bello y funcional que representa a cultura de lo apoliníaco se encarna en la imaginación del anómimo protagonista (personificado en la película por Edward Nortno) que da vida en su mente a Tyler Durden, como la sepación dionisíaca que rompe todos los moldes construidos socialmente.
No sólo es una crítica a las lógicas de consumo y a la idea de bienestar detrás de esto lo que sostiene Palaniuk en su novela, sino que cuestiona los cimientos de la escuela funcionalista de la sociedad, con sus juegos de roles y estatus.
El trabajo de Palianuk produjo frutos concretos en la práctica, como lo indica él mismo en el prólogoa a la quinta edición de la novela, donde destaca los informes de la policía estadounidense sobre la creación de clubes de la pelea en distintas ciudades de ese país, o la ocasión en que recuerda que estaba en un restorante de Londres, cuando un garzón le señala que Margaret Tatcher se había "comido" el semen que el trabajador rociaba en los platos de las ostentosas cenas de élite en que participó la llamada dama de hierro, como lo hacía Durden con sus micciones en las sopas de los comensales.
El narrador describe la tediosa vida que genera el estilo de vida en torno a la preocupación del consumo en estos claros pasajes de la novela: "Y no era yo el único esclavizado  por el instinto de construirse un nido (hogar). Personas  que conozco y que solían llevarse pornografía al cuarto de baño, ahora se llevan el catálogo de muebles de IKEA".
Otro pensamiento común del fetichismo de la mercancía Palaniuk la resume así: "Compras muebles. Te dices a ti mismo: Este es el último sofá que necesitaré en toda mi vida. Compras el sofá y durante un par de años te sientes satisfecho de que, aunque no todo vaya bien, al menos has sabido solucionar el asunto del sofá. Luego, la vajilla adecuada. Luego, la cama perfecta. Las cortinas. La alfombra. Finalmente, te quedas atrapado en tu precioso nido y los objetos que poseías ahora te poseen a ti".
La solución nihilista, como antesala al advenimiento del superhombre es otro punto central de la novela: "En ningún sitio te sientes tan vivo como en el club de la lucha, peleando un tío y tú bajo esa luz solitaria, mientras los demás te observan, formando un círculo. En el club de lucha no se trata de ganar o perder combates. Al club de la lucha tampoco se va a hablar. Ves a un tío entrar por vez primera y su culo parece una hogaza de pan. Ese mismo tío, dentro de seis meses, parece tallado en madera y se cree capaz de cualquier cosa. Se oyen gruñidos y ruidos igual que en un gimnasio, pero en el club de la lucha no se trata de lograr una buena apariencia física. Se oyen también gritos histéricos, igual que en misa, y cuando te levantas el domingo por la tarde te sientes a salvo. La mayoría de estos tíos está en el club de la lucha por culpa de algo contra lo que tienen miedo de luchar. Después de unos cuantos combates el miedo es mucho menor".
La necesidad de la lucha, la pelea es el primer paso para superar el estado del orden que crítica Nietszche: "El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo".