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viernes, 28 de diciembre de 2012

La crisis del pensamiento político desde la ciencia hermenéutica

En Chile el pensamiento político se encuentra en crisis, en el sentido de que está bastante alejado de la ciencia hermenéutica, debido a una serie de  atavismo que se dan en torno a la hermenéutica misma. Siguiendo lo postulado por Gadamer respecto al círculo de la comprensión podemos elaborar identificar varios puntos que nos permitirían reconocer la crisis del pensamiento político a partir de la comprensión del otro.
Según Gadamer, es necesario suspender los juicios a priori que se tienen cuando se lee un texto. Cuando uno es un intérprete de otra creación. A nuestro juicio, estamos en presencia de una crisis si tomamos en cuenta que los postulados ideológicos inamovibles de izquierda y derecha que aún persisten en Chile y que tienden a reducir los temas del debate público, según sus propios puntos de vista.
Así, son pocos los que acceden sin prejuicio al contenido ideológico opuesto, olvidando sus propias opiniones. Por ejemplo esto pasa siempre que se quiere hablar de la distribución del ingreso, pues –para algunos sectores- esta discusión está contaminada por el comunismo O sea, la idea de que la distribución del ingreso “es un tema de comunistas”, lleva a varias personas a dejarlo de lado, con lo que demuestran que no salen de sus prejuicios al momento de interactuar con contenidos distintos o de ser intérpretes de discursos. Lo mismo pasa, desde el punto de la cultura de izquierda, o de extrema izquierda más bien dicho, cuando se habla de economía y crecimiento económico se tienden a desvirtuar los aspectos técnicos de la ciencia económica, por considerar que no toma otros detalles sociales. Esto lleva a hablar que la economía “es una manipulación”, o una mentira de los Gobiernos de turno “para engañar al pueblo”. Vemos entonces que en ciertos sectores político-culturales existe un desconocimiento certero de la práctica hermenéutica, debido a que no existe una generalización de apertura a la opinión del otro.  Esto se comprueba con lo que dice Gardemer respecto a que “el que pasa por alto lo que el otro dice realmente, al final tampoco podrá integrarlo en la propia y plural expectativa de sentido” (pág. 66).
Gardemer dice que existe una relación circular entre el arte de hablar y el arte de comprender, que el objetivo de la hermenéutica o de la comprensión es crear un acuerdo donde no existía, pero esto no pasa en Chile al nivel del sentido común, especialmente en temas político-ideológicos, aunque sí pasa en la academia y en los debate más elaborados de centros de estudios. Lo mismo pasa con los textos, porque son varias las personas que no leen libros “del otro lado”, ya que los descartan inmediatamente si conocen que su precedencia es de izquierda o de derecha. Esto termina por coartar la hermenéutica.
Son pocos los que logran salir del cerco de los prejuicios y se adentran en las opiniones de los otros, relacionándolas con las propias.  En parte, esto se hizo en Chile a inicios de los años 90 con la llamada renovación de un sector de la izquierda o con algunos sectores liberales de la derecha, donde se incorporaron elementos del otro pensamiento en cada una de estas ideologías. Por ejemplo, en la izquierda concertacionista se aceptó la idea de libre mercado como asignador de derechos sociales, como educación y salud, los que se legitimaron entre 1990 y 2010. También en esa época, un sector de la derecha aplicó conceptos de justicia social y mejoría en la distribución del ingreso, hasta un cierto límite.
Con ello, ambos sectores demostraron lo que dice Gardemer en el sentido de que la tarea hermenéutica “es un pensamiento objetivo”. Se pusieron las opiniones de otros en relación con las opiniones propias. La idea no es defender la renovación política como un juicio de valor, sino como un juicio de hecho desde la perspectiva hermenéutica  que parte de la actitud de comprender la alteridad del texto. Aquí hubo un proceso de concientización hermenéutica es la que extiende los sentidos y permite el dinamismo de las ideas, el que fue hecho selectivamente y no de forma neutral, como advierte Gadamer.
Podemos decir que la renovación del pensamiento político-ideológico en los últimos 20 años provocó una crisis entre aquellos que efectivamente pasaron a considerarse renovados y quienes se oponen a ello, siguiendo una tendencia más tradicional, lo que afecta a la cultura de izquierda y derecha. En cada uno de estos encasillamientos culturales  ocurrió la ruptura de dos corrientes, y cada una de ella seguía por lo que Gadamer llama el “anticipo de la compleción”, que orienta a la comprensión de nuevos textos, opiniones o ideas, cuyos contenidos son considerados trascendentes. Tanto los tradicionalistas, como los renovados presentan expectativas de sentidos que nacen de sus condiciones de existencia, aunque el problema es que o ninguna de estas dos posiciones actualmente se están abriendo a otra transmisión de textos, limitando el acceso a nuevas informaciones, produciendo una crisis en el pensamiento político. No hay una cosa nueva a la cual atenerse, no hay una intención de comprender nuevos textos y eso es una desafío para ponerse a profundizar la hermenéutica, con una nueva actitud si efectivamente se quieren sentar las bases de nuevos discursos político-ideológicos en el país.