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martes, 14 de julio de 2015

La manipulación liberal sobre las consecuencias imprevistas de la acción social en Robert Merton

El discurso del extremismo económico-liberal ha tomado los postulados de Robert Merton para justificar su dogma propagandístico de que el mercado ni la sociedad no pueden ser planificados debido a las consecuencias imprevisibles que acarrearía toda regulación, a la que equiparan con "intervencionismo".
Lo cierto es que Merton plantea que la acción social  puede tener consecuencias perversas y beneficiosas, aunque para los liberales ortodoxos toda regulación es solamente perversa y perjudicial para la "libertad" individual, con lo que demuestran que sólo tomaron en cuenta las ideas que más le convienen de toda la propuesta mertoniana, al igual como lo han hecho con Adam Smith, cuya obras sobre filosofía moral el liberalismo siempre ha soslayado.
Como paréntesis habría que indicar que otra ambigüedad del liberalismo en torno a la planificación: La condenan inmediatamente si proviene de la esfera estatal, pero la omiten cuando se manifiestan los efectos perversos en la sociedad que surgen de la planificación estratégica de las empresas destinadas a maximizar sus ganancias e intereses por sobre el bien común.
Merton establece una distinción de las consecuencias perversas de una acción social al mencionar la regulación de la Ley seca en Estados Unidos que produjo el fortalecimiento de organizaciones criminales, mientras que menciona la política del salario mínimo como una consecuencia beneficiosa pues aumenta el poder adquisitivo, lo que se traduce mayor demanda para la oferta de productos.
Para el liberalismo extremo, como el chileno, toda regulación tendría consecuencias perversas. Así lo han sostenido desde la década de los noventa cuando se oponían a las primeras reformas laborales que posteriormente les permitieron aumentar la flexibilidad a favor de los empleadores.
Lo mismo ha ocurrido con las reformas tributarias:Si se miran los años inmediatamente posteriores a los cambios en el Código Tributario se registran mayores expansiones del PIB en vez de retrocesos, pues la adaptación a las normas se traducen en mayor dinamismo en el mercado, con lo que se pasaría a hablar de consecuencias beneficiosas a la postre. En esto se podría identificar el resultado de la aplicación de la llamada contranorma que expone Merton como una forma de someterse a la norma.
Un claro ejemplo de consecuencia perversa se reconoce en el sistema de AFP y de Isapres, que para el liberalismo se reduce a la libertad individual y a una mayor eficiencia económica en el uso de recursos, aunque ha generado una pauperización que se refleja en los montos de las pensiones y a la cobertura segregada que se genera en los sistemas de salud.
Vemos entonces que la manipulación de las consecuencias imprevistas responde a esta lógica propagandista del liberalismo extremo, en que se resaltan como beneficiosas lo que termina siendo perverso para el bien común, con lo que ni siquiera es favorecido el mayor número de personas, como pregona el utilitarismo.
Gran parte de las reformas que se han hecho en los últimos 25 años en Chile han favorecido la adaptación o el ajuste del sistema económico, por lo que desde el punto de vista del liberalismo las consecuencias han sido beneficiosas. Lo paradojal es que en el discurso se insiste en rechazarlas antes de su puesta en marcha.








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