La principal característica de
esta economía canalla contemporánea es la pérdida del control de la esfera política
respecto al mercado, dejando zonas oscuras o vacíos de poder que permiten el
crecimiento de formaciones económicas al margen del ordenamiento jurídico y de
la ética, con la cual se genera una cultura de la tolerancia por parte del
cuerpo social hacia este tipo de prácticas que son legimitimizadas en las prácticas
cotidianas.
Demos el puntapié oficial con las
cifras. De acuerdo al último informe anual del Instituto Europeo de Estudios Políticos,
Económicos y Sociales (Eurispes), la principal empresa de Italia es la Mafia
que, durante 2009, facturó 130 mil millones de euros, o sea el 10,3% del
monstruoso PIB italiano. Esta cifra representa, más o menos, toda la riqueza
generada por la economía chilena en un ano, con lo cual podríamos decir que la
mafia italiana sería la quinta economía más grande de Sudamérica.
Entre las cuatro principales
organizaciones del sur que logran facturar esta cifra se cuentan la famosa Cosa
Nostra (Sicilia); Ndrangheta (Calabria); Sacra Croce Unita (Puglia) y la
Camorra (Campania). Esta última –popularmente conocida como la Camorra napoletana-
es la más potente de las organizaciones criminales de Italia y Europa.
La Mafia es la principal empresa
italiana, caiga mal a quien caiga. Para darnos cuenta de esta realidad, veamos
el ranking de los principales resultados de los balances de empresas en ese país:
la empresa ENI (petróleo, gas y energía) facturó 108 mil millones de euros en
el 2008; ENEL (Electricidad) 59 mil millones, y la FIAT (Automotriz) con 59,3
mil millones de euros.
El eje central que nos permite
comprender la función de la Mafia en la sociedad italiana es considerarla como
una organización de Poder cuya principal garantía de existencia proviene de las
alianzas y colaboraciones con funcionarios del Estado y la clase política
local. Esta es la viga maestra que permite la reproducción de sus actividades
ilegales y el consiguiente apoyo que obtienen en considerables segmentos de las
poblaciones del sur de la península. En otras palabras, un análisis moderno de
la influencia cultural de la Mafia en Italia debe considerar este término como
un modo de organizar actividades ilícitas a partir de redes de Poder, producto
de la imbricación con el Estado.
De este modo, son recurrentes los
casos en los cuales se descubren relaciones entre el sector público y las
cuatro organizaciones mafiosas mediante el acaparamiento de fondos públicos,
particularmente en el sector inmobiliario. Las organizaciones criminales en
Italia no habrían llegado a este grado de expansión y desarrollo si no fuera
por la conformación del moderno Estado de la Post guerra. Hablando de poderes fácticos,
desde 1948 se reconocen tres actores estratégicos que han determinado el perfil
de la sociedad italiana hasta ahora: Estados Unidos, Vaticano y Mafia. Durante
40 años esta tríada logró construir una sólida imbricación con la finalidad de
estar en la primera línea en la lucha contra el comunismo en el contexto de la
guerra fría. Sin embargo, la larga influencia del crimen organizado perdura
hasta la actualidad desde la esfera estatal, pasando por el sistema financiero,
hasta las actividades microeconómicas.
En este sentido, las licitaciones
públicas para la construcción de infraestructura en obras públicas y vivienda
sufren de la llamada infiltración mafiosa, mientras que en el sur de la península
se estiman en 600 los Municipios cuyos consejos comunales sufren este fenómeno.
De acuerdo a más de un autor, las
causas de esta infiltración sistémica responden a la fragilidad de las
instituciones públicas, producto de un persistente anacronismo de tipo
familiar. No por nada, desde el resurgimiento italiano en 1870, cerca de
cincuenta familias se han dado el lujo de distribuirse el poder en este país en
el ámbito económico y político. Esta sólida base política y cultural ha
permitido una acumulación de capital a lo largo de los años que prácticamente
hace imposible la disolución de las actividades de la Mafia en las dinámicas económicas,
extendiéndose a Europa, Estados Unidos y Canadá, debido a las condiciones
objetivas puestas por la globalización. Actualmente, otros importantes sectores
de inversión mafiosa son el turismo, el deporte, la alta moda, en los cuales
surgen nuevas oportunidades para seguir expandiéndose a otras áreas, como la distribución
de frutas y hortalizas y el café.
Y es que el reciclaje de dineros
provenientes de las actividades mafiosas a empresas normales supone un joiny
venture o una asociación estratégica entre los empresarios con las
criminalidades, por lo que hablamos de un nuevo socio que incorpora su cultura
cotidiana a la empresa, siendo posteriormente difícil de marginar. Ello explica
el aumento de estafas, chantajes, cobro de cuotas ilegales y extorsiones. La
presencia territorial mafiosa está arraigada desde un punto de vista económico,
sociológico y antropológico en el sur de Italia. Como ejemplo podemos mencionar
los muros de la ciudades de Sicilia, donde se expresa “mejor la Mafia que el
Estado”, la negativa de los apoderados de una escuela de Catania a que sus
hijos participen en una obra de teatro contra el crimen organizado. En síntesis,
hablamos de poblaciones que han optado por el miedo en vez de la denuncia o. en
algunos casos, al apoyo directo a las actividades criminales que aprecian como más
positivas respecto a la inercia del Estado en estos verdaderos territorios
ocupados.
Lo cierto es que una parte de la sociedad
meridional italiana ha perdido el sentido cívico frente a la cotidianidad de la
economía controlada por las organizaciones criminales. Uno de los motivos principales
que explicarían esta conducta social es la transformación de la Mafia, del
arquetipo gansteril a empresarios, negociantes, gremialistas, etc. Ello
responde al aumento de la cultura de la corrupción sumergida que llegó de la
mano de Silvio Berlusconi. Efectivamente, desde la muerte de los jueces Falconi
y Borsellino a comienzos de los noventa, la lucha contra el crimen organizado
en Italia ha tomado otro matiz: El mediático, en el cual esporádicamente Policía
y Militares logran capturar a jefes de alto rango, pero cuando se inician las
investigaciones judiciales que develan las vinculaciones con el Poder político
y económico, de inmediato el mismo Berlusconi es el primero en hablar contra el
Poder Judicial, acusando a los magistrados de “comunistas” o “inútiles”.
En su documental “Italia,
Maliitalia. Historia de Mafiosos, Héroes y Cazadores”, dos periodistas
francesas, señalan que cerca del 27% de los jóvenes en Calabria ejercen
trabajos en espacios económicos de la Mafia, sean legales o ilícitos, mientras
que Sicilia y Campania, el fenómeno abarca el 10% de este grupo etario. Las
profesionales hablan en este caso, de una “burguesía mafiosa”. “En el sur la burguesía
ha perdido su tradicional ascendencia en la sociedad, su posición de líder de opinión.
Hoy lo que cuenta es el dinero, el negocio. Negocio que sólo puede ser poseído
a través de la economía mafiosa.
El problema que acarrea esta
dinámica es que la lucha por parte del Estado sufre una inversión de roles en
la percepción de la población. Así, las jefaturas de policía que combaten a la
mafia en los territorios del sur, en la mayoría de los casos deben vivir años,
y hasta décadas, bajo escolta armada, en lugares secretos, con lo cual se
convierten en subversivos, viviendo en la clandestinidad para que no peligren
sus vidas, ni la de sus familiares. Lo mismo ocurre para quienes combaten las
actividades de la economía criminal desde la sociedad civil que en algunas
ocasiones sufren el aislamiento por parte de los demás conciudadanos, por haber
transgredido el código de silencio de la “omertà”.
Tal como coinciden los diagnósticos
el sur italiano es el primer y tercer capítulo de la Divina Comedia de Dante:
el Infierno y el Paraíso. Está poblado por personas honestas, trabajadoras y la
otra cara de la moneda, representada en cómplices y carniceros, además de los
infaltables mártires de corte católico como policías, jueces, sindicalistas y
dirigentes civiles que se han atrevido a alzar la voz contra este nuevo tentáculo
económico de la actividad criminal criolla que ha dejado en los anales y en la cinematografía
a los arquetipos hollywoodense.
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