Un hombre de 20 años se mete inadvertidamente en la jaula de los leones en el Zoológico de Santiago convencido de un delirio mesiánico que monopolizó su mente de que era inmune al ataque de las fieras, como lo dejó anotado en un papel escrito donde señalaba ser Jesucristo en la figura representativa del león de Judea. El resultado de su accionar fueron dos leones muertos a tiros por funcionarios del recinto cumpliendo el protocolo de proteger la vida del hombre que peligraba en ese momento.
La reaccion de la opinión pública no se hizo esperar. Lamentos por los animales muertos y molestia hacia la persona que provocó la situación, a quien estigmatizaron agresivamente su condición de "locura" o de "enfermedad mental", dejando de manifiesto la nula consideración a la persona que sufre patologías mentales severas, especialmente en las redes sociales, donde presuntas personas que se autodefinen como "progresistas" y "críticos de la sociedad" condenaron al hombre desde su condición psiquiátrica, sin importar la realidad que vive esta persona. Incluso varios comentarios por internet lamentaban el hecho de que el paciente no hubiese muerto. Con ella la puerta para la muerte civil de la persona ya estaba abierta.
Esta estigmatización negativa demostró la nula preocupación social, de forma consciente e incosnciente, hacia la persona que padece de trastornos mentales. No sólo la institución del manicomio deshumaniza al enfermo mental, sino que el espacio abierto y público también deshumaniza a la persona afectada por estos trastornos, estigmatizándolo en una condición de inútil para la organización social, tal como lo plantea el psiquiatra italiano Franco Basaglia.
En su obra "La institución negada" el psiquiatra señala que "el enfermo mental es «enfermo» sobre todo porque es un excluido, y está abandonado por todos. Porque es una persona sin derechos, en contra de la cual todo es posible".
Esta estigmatización negativa demostró la nula preocupación social, de forma consciente e incosnciente, hacia la persona que padece de trastornos mentales. No sólo la institución del manicomio deshumaniza al enfermo mental, sino que el espacio abierto y público también deshumaniza a la persona afectada por estos trastornos, estigmatizándolo en una condición de inútil para la organización social, tal como lo plantea el psiquiatra italiano Franco Basaglia.
En su obra "La institución negada" el psiquiatra señala que "el enfermo mental es «enfermo» sobre todo porque es un excluido, y está abandonado por todos. Porque es una persona sin derechos, en contra de la cual todo es posible".
En la recopilación de sus conferencias realizadas en Brasil, aglutinadas en la obra "La condena de ser loco y pobre", el especialista denuncia la dinámica represiva que afecta a los internados en los manicomios, lo que también se reproduce afuera de estos recintos: "una persona que entra en un manicomio porque fue rechazada por la organización social, la sociedad, cuando es dada de alta, encuentra una sociedad que no ha cambiado en absoluto".
En este sentido, Basaglia sostiene la necesidad de la toma de
conciencia, por parte del paciente psiquiátrico, su familia y la
comunidad en que este desarrolla su via cotidiana: "Cuando un interno
sale y vuelve a la vida social se crea una nueva contradicción
que tiende a mandarlo nuevamente al manicomio. En ese momento es
importante que pueda nacer en la comunidad una toma de
conciencia y también es fundamental que yo como técnico nuevo no
esté del lado de la clase dirigente sino que esté directamente ligado
a la clase que sufre estas contradicciones".
Basaglia
afirma que esta concientización nace de los especialistas hacia el
tejido social, de modo de "para crear los presupuestos de un
consenso que lleve no tanto a una mayor tolerancia, sino a una
toma de responsabilidades, a un hacerse cargo por parte de la
comunidad de los problemas que le pertenecen".
El caso de
las reacciones de rechazo por lo ocurrido en el Zoológico hizo pasar a
un segundo plano el drama de la persona afectada por el trastorno
mental, pero nuevamente develó el fenómeno de la compleja relación entre
las instituciones psiquiátricas, la sociedad y los pacientes, la cual
está mediada por una lógica represiva, como también lo comprueba Michel
Foucault en su obras La historia de la locura.
Avanzar en que los
pacientes muestren su propia subjetividad en la sociedad es un elemento
que también trastorna a la comunidad pues no tiene internalizado la
aceptación del "loco" desde el manicomio "extra muros", lo que
efectivamente se reflejó por parte de la opinión pública respecto la
persona que ingresó a la jaula de los animales, dejándolos muertos por
su decisión, y que gatilló una agresividad ante el paciente sin
considerar su condición humana.
Sobre la base de su experiencia en
las instituciones mentales de Italia, Basaglia destaca la necesidad de
revertir este tipo de relación deshumanizadora entre la sociedad y el
paciente psiquiátrico a través de la práctica técnica de los terapeutas y
de los integrantes de una comunidad: "Cuando iniciamos nuestro
trabajo de transformación, en
realidad violentamos a la sociedad, la obligamos a aceptar al loco, y esto creó grandes problemas que antes
no existían. Pero lo más importante es que en el momento en el que violentábamos a la sociedad, estábamos allí presentes para hacernos cargo, como técnicos nuevos, de la responsabilidad de
nuestras acciones, para ayudar a la comunidad a comprender qué quería decir la presencia de una persona
loca en la sociedad".
"Puedo darles miles de ejemplos. Uno tiene que ver con el modo en el que hemos tratado de cambiar
la cultura sobre el loco. Pienso en el ejemplo de uno de los
centros de salud mental, un centro que se encuentra en la zona industrial de la ciudad, donde está ubicada también una fábrica importante.
En ese centro desde el comienzo se incluyeron
tanto los habitantes del barrio como
los trabajadores de la
fábrica. En el momento en el cual los habitantes de este suburbio y los obreros comenzaban
a participar, conjuntamente con nosotros, de la vida del centro, comprendían lo que
estaba sucediendo y el preconcepto contra el loco desaparecía
o se atenuaba. Son importantes estas cosas para una toma de conciencia", agrega el psiquiatra.
El acto trapéutico como acto político, según Basaglia, constituye un medio para revertir una crisis en curso, la cual es la relación entre los pacientes psquiátricos y la sociedad, sobre todo si consideramos que la condición psiquiátrica es ante todo una aceptación de la situación humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario