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lunes, 15 de julio de 2019

La tragedia griega como método de análisis de las políticas identitarias

Las llamadas políticas identitarias, que se reconocen en el género, la sexualidad, la etnia y otros grupos sociales, ponen incómodos al conservadurismo y a ciertas corrientes del liberalismo, especialmente aquellas relacionadas con el proceso de la Ilustración, desde donde también produce una incomodidad el pensamiento post moderno por cuanto estiman que se alejan de la razón universalista y con rasgos de estabilidad que propugna el liberalismo.
La crítica del conservadurismo y del liberalismo clásico contra las escuelas de pensamiento que cuestionan el proceso de la ilustración se han concentrado en el trabajo de la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt y el método genealógico de Michel Foucault, como formas de análisis y explicación de las relaciones modernas de poder.
El blanco de los ataques se concentra en la fragmentación de los intereses de las sociedades modernas, los cuales -según el conservadurismo y el liberalismo- se debe a la influencia del "marxismo" y a las teorías que se han ramificado a partir de esta escuela de pensamiento. Para los conservadores, esta influencia de cuestionamiento a la autoridad ha descentrado a las sociedades y erosionado las prácticas culturales, afectando a las instituciones, mientras que el liberalismo clásico acusa una hegemonía cultural por parte de las ideas del socialismo, generando un efecto considerable a nivel de las subjetividades en torno a lo público y al rol del Estado.
Sin embargo, a partir del trabajo del cientista político estadounidense Chirsthoper Rocco, en su obra "Tragedia e Ilustración", podemos plantear la pertinencia del pensamiento clásico griego para proponer un equilibrio entre la normalización conducida por el sentido unívoco de orden, progreso, disciplina y seguridad que plantea la razón ilustradora, la cual no se ocupa de las realidades que van quedando excluidas fuera de este afán universalista de estabilidad: "(...)los ejemplos de acción virtuosa de la tragedia griega, así como su preocupación por lo "otro, lo que queda debajo, detrás o más allá del umbral de lo cultural y socialmente aceptable e inteligible, brindan un punto de referencia indispensable para identificar y desbaratar fuerzas modernas de normalización y disciplina desde dentro de una tradición democrática".
A su juicio, la fuerza de la comunicación social y el debate que mueve a la tragedia griega son un recurso para la teoría y práctica democrática de la actualidad, advirtiendo contra la normalización de los consensos institucionales. Y es que el autor explica que la tragedia griega implica una práctica social agonística, como un espacio abierto, estableciendo contextos cívicos.
En los múltiples pasajes de su obra Rocco alterna puntos de encuentro entre la tragedia griega y el pensamiento de Michel Foucault y de Jürgen Habermas. En el caso del primero señala: " El iluminismo promete libertad frente al destino y las fuerzas abrumadoras de la naturaleza, pero con frecuencia nos hace esclavos de una "segunda" naturaleza (que cobra la forma de una necesidad económica, técnica o disciplinaria). Nos brinda el conocimiento y el poder para modelar el mundo y a nosotros mismos, pero a la vez revela nuestra ignorancia y nuestra impotencia. La ilustración nos trae, como a Edipo, libertad y restricción, transparencia autoconsciente y opacidad ignorante acerca de lo que hacemos en y con nuestro mundo. Esta advertencia de Sófocles es paralela a la irónica observación de Foucault según la cual la retórica de la liberación del iluminismo moderno -ligada al discurso seudocientífico de las terapias psicológicas, físicas o sociales- simultáneamente contiene y oculta su contrario".
La fragmentación de los intereses de grupos en la sociedad, en función de identidades que se reconocen distintas a los patrones dominantes, es una desmarcación al afán universalista que modela al mundo, estableciendo parámetros estandarizados y clasificados. Y es que las antiguas formas de dominio que quiso dejar atrás la ilustración se sintetizaron con la razón que propugnaba este proceso. Es así como la ciencia también se manipula en términos discursivos, con fines de dominio estratégico, ya sea en el campo económico, político y cultural, especialmente con la razón técnica, para mantener un dominio sobre otras formas que buscan escapar las clasificaciones de las instituciones modernas.
Lo identitario es visto despectivamente por parte del conservadurismo que se insertó en el proceso ilustrador, siendo objeto de una retórica que reduce la multiplicidad de identidades como un producto de ideologías "perversas", donde se ubican las ideas socialistas, las cuales también se asocian con la identidad de grupo que tiende a terminar con la individualidad, sí o sí. El punto que se esconde con este recursos retórico de convencimiento es tratar de no darle oportunidad a otras expresiones de la identidad de grupo que eligen los individuos como forma de acción. Para el pensamiento binario, con que se hace valer el consevadurismo y el liberalismo con la ilustración, no hay un punto de síntesisi, ni de equilibrio, todo tiene que ser blanco y negro: colectivo e individuo; libertad y totalitarismo; falso o verdadero, etc.
Esta retórica la podemos relaciona con el ejercicio que realiza Rocco al trabajar con la obra de Platón el Gorgias, en que la política es asociada con el poder, dando pie justamente al primer tipo de manipulaciones respecto a las luchas identitarias como estrategias de resistencia descentralizadoras ante la forma de dominio centralizada que se ven reforzadas por la razón ilustradora.
A su juicio, la retórica "está al servicio de cualquier fin. Es una práctica radicalmente divorciada de los valores de la comunidad que procura persuadir, que sólo satisface sus propios intereses", además de que su poder se distingue entre uno que tiene conocimiento y muchos que no lo tienen. Esta dicotomía se aprecia en el campo económico entre la razón técnica y las múltiples demandas de la sociedad civil, específicamente en torno a las tareas de producción, trabajo y distribución de recursos. 
Al enfrentarse a estas realidades fragmentadas de las identidades de grupos el pensamiento dominante concentra su crítica en la retórica para menoscabar la posición de estas identidades, buscando hegemonizar el debate, a lo cual Rocco opone la dialéctica socrática del Gorgias, en que el poder no está en el afán de dominio sobre los demás, sino en el autodominio y en la búsqueda común de la verdad. El discurso del poder político por lo general no pretende establecer una armonía entre las pluralidades de intereses que forman parte de la búsqueda del bien común, sino que trata de dominarlas, clasificarlas y sujetarlas. "El modelo dialéctico (en el Gorgias) del poder resiste la tiranía y la clausura al enfatizar la igualdad de los participantes y honrar la diversidad y multiplicidad de puntos de vista que caracterizan el diálogo como búsqueda colectiva de la sabiduría", señala el autor.
La Orestíada de Esquilo es la otra obra clásica griega que el cientista político estadounidense usa en su análisis. En este punto podemos establecer otro nexo entre su modelo analítico y las políticas identitarias, que tanta molestia causa en la razón ilustradora: Se trata de la marginación, de la exclusión que, para el conservadurismo y el liberalismo clásico no son más que meros artificios creados por los "posmodernos".
En la obra de Esquilo Christopher Rocco señala que la interacción de los personajes tienden a subvertir el orden lingüístico y sexual establecido, precisando que la sensibilidad democrática que se plantea en la Oriestíada politiza las "exclusiones fundacionales", de tipo religiosas, culturales o sexuales, que se establecen en la práctica democrática, otorgando "una identidad y un orden democrático contra los cuales luchar".
En el análisis de Rocco en torno a esta obra de Esquilo hay un ejercicio de cuestionamiento a las posibilidades de marginación y exclusión que deja la construcción democrática:"Al manipular el lenguaje para confundir el discurso cívico de orden masculino, Clitemnestra (que mata a su esposo Agamenón después de la guerra de Troya) desafía las jerarquías y reglas del mundo público masculino al desplazarse del espacio interior de la casa a los espacios exteriores de la ciudad, al cambiar la impotencia de una mujer por el poder de un hombre".
Para los constructos institucionales levantados a partir de la razón ilustradora y sus intereses de dominio, la lucha identitaria tiene un rol secundario; debe mantenerse debajo la superficie de lo establecido. Por este motivo se crea un discurso de despretigio a la lucha identitaria fragmentada, desdeñando que sean producto de las libres elecciones de los individuos de integrarse a una identidad de grupo, por lo que lo cataloga como la consecuencia de doctrinas disfuncionales. La molestia por el uso de lenguajes inclusivos que se da en el campo de las relaciones de género en la actualidad, los cuales son catalogados por el conservadurismo y el liberalismo clásico, como el producto de lo "políticamente correcto", son un ejemplo de esta incomodidad que genera la lucha de la identidad para el poder establecido. Algo similar ocurre en el mundo del trabajo, donde los conceptos relacionados con la lucha de las organizaciones han sido dejados de lados, quedando marginados en el lenguaje de las relaciones laborales.
Como conclusión Christhoper Rocco relaciona la tragedia griega antigua con la teoría crítica surgida en el siglo XX, entendidas como formas críticas a la relación entre la capacidad de pensamiento individual y las dinámicas que adquiere el poder en el proceso de la ilustración. "La dialéctica (inscrita en los relatos de la tragedia griega) retoma temas cruciales desarrollados en los comentarios sobre Sófocles, Sócrates, Platón y Esquilo y los traspone a un registro moderno donde los poderes del estado administrativo, el capitalismo global y una cultura mercantilizada reemplazan (y replican) los arcaicos poderes del destino, la naturaleza y los dioses", sostiene.
Considerar el proceso de la ilustración moderna como operaciones intelectuales en permanente movimiento y sus condiciones históricas son parte de los elementos para la constante reflexión que menciona el autor, recurriendo al análisis de la tragedia griega y confrontándolo con las tesis de la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt y el método genealógico de Foucault. El punto en común es repensar propiamente las pautas, estructuras y comportamientos que provienen de la razón institucionalidad de la ilustración, especialmente las realidades que quedan bajo la superficie abarcadora que tiene este proceso.


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