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martes, 25 de octubre de 2016

Cómo lo cuantitativo somete a lo cualitativo en la idea absoluta (el Estado) de Hegel

"Los cambios puramente cuantitativos se truecan, se intercambian, se transforman en diferencias cualitativas". Esta crítica de Marx en el volumen I de El Capital hacia la ley hegeliana que plantea la forma y el tiempo en que se desarrollan los procesos sociales, lo que se inscribe en el marco de la dialéctica en general y de la dialéctica de Hegel en particular, se ha convertido en uno de los pilares de la economía política, posteriormente devenida en ciencia económica, para justificar el dominio de una idea absoluta o totalizante, de acuerdo a las categorías usadas por el filósofo alemán.
Esta clase de interrelación de movimiento y cambio apunta al desarrollo del objeto donde lo cuantitativo deriva en cualitativo, lo cual se subordina en la idea absoluta. La máxima de que los cambios cuantitativos se acumulan, produciendo tarde o temprano, determinados cambios cualitativos es una ley que se esconde también tras la economía política y, por ende, en la animación de las políticas públicas, lo que también se conoce como la Ley del progreso por saltos.
En su obra La Ciencia de la Lógica Hegel señala que la cualidad y la cantidad son elementos fundamentales del ser. La primera categoría la define como "lo que determina el carácter de una realidad dada como distinta radicalmente a otra", entendiéndose esta realidad como el ser.
Lo cuantitativo, por su parte, define al ser como cantidad, es la ocupación de un espacio temporal en función de su dimensionalidad, vinculado a la magnitud, entendida como un elemento físico. Para Hegel la cantidad y la calidad como parte del objeto se mantienen en una interrelación, no están separados, uno lleva al otro y viceversa en el juego dialéctico y están sujetos a la idea absoluta.
La realidad entonces se estructuraría en un momento físico-material (lo cuantitativo) y en una especificación organizativa (lo cualitativo). De ahí es que, ambas categorías operan en el marco de la idea absoluta de Hegel que no es más que la manifestación del Estado, por lo que el componente político, que para el filósofo alemán también es la expresión de lo absoluto, es uno de los campos en que lo cuantitativo somete a lo cualitativo.
Ejemplos de esta interrelación se materializan en la construcción de políticas públicas, como en el mundo del trabajo donde la cifras de desempleo absorben la realidad cualitativa del empleo: Queda en el segundo plano la calidad del empleo al que tienen acceso las personas, puesto que las magnitudes cuantitativas de las cifras subordinan las distintas realidad de cada individuo. En otras palabras, se impone una lógica que no considera la cualidad del trabajo, sino que se basa en la cantidad de empleados-desempleados para destacar un valor cualitativo. Si el desempleo es bajo es sinónimo de que hay empleo y eso es lo que importa, no la cualidad de éste.
Otro ejemplo de que el cambio de las estadísticas (lo cuantitativo) dominan a las realidades radicalmente distintas entre sí (lo cualitativo) se da en el ámbito de la salud y la educación, toda vez que la ciencia económica considera que la provisión que puede entregar el Estado o el mercado a estas áreas funciona a partir de los resultaos cuantitativos: el número de matrículas o de camas en un hospital reflejan la inversión en recursos, cuantificados para cada individuo (per cápita), con lo cual el cambio cuantitativo de expansión de las magnitudes, como el alza en matrícula, en camas y en dineros, provoca cambios cualitativos en los procesos sociales, en que se desarrolla el ser, quien puede aprobar la realidad dada por lo cuantitativo.
Otro caso a mencionar puede ser la energía disponible en un país. Un gobierno desea destacar el paso un déficit en la infraestructura energética que se ha superado con mayores inversiones. Este cambios cuantitativo el discurso del gobierno lo expresa en la cantidad de megawatts construidos, como un logro que ha producido una diferencia cualitativa con la anterior administración gubernamental en que se vivió el éficit en energía. Esta misma lógica se utiliza al hacer las comparaciones de logros en el movimiento y cambio (la dialéctica) entre distintas administraciones del Estado.
El momento lógico del discurso que elabora Hegel con las categorías de lo cuantitativo y lo cualitativo se expresa con mayor fuerza en la totalidad que él aprecia en la acción del Estado como generador de políticas u ordenamiento de procesos sociales. De ahí  la producción discursiva totalizante recurra a lo cuantitativo como un elemento generador de diferencias cualitativas que involucran al ser, al individuo; si se comunican datos, cifras, números y estadísticas se busca someter la cualidad de los individuos (lo que cada uno de ellos tiene consigo mismo, que Hegel llama la determinabilidad idéntica con el ser) a la cantidad de las magnitudes (que según Hegel son algo exterior al ser).
La Ley del progreso por saltos que privilegia lo cuantitativo por sobre lo cualitativo plantea un riesgo de uniformización si es que no se aplica lo que Hegel llama como la medida, que es la cantidad cualitativa, donde los cambios cuantitativos se restringuen para que una cualidad dada (el ser, el individuo) pueda aceptar y seguir siendo esa cualidad.

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