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jueves, 13 de octubre de 2016

La economía política como una forma del poder pastoral foucaultiano

El concepto del poder pastoral expuesto por Michel Foucault en las clases que hizo en 1978 en el College de France que más tarde se editaron en la obra "Seguridad, Territorio, Población" se ha transformado en una herramienta clave para desentrañar ciertas formas de dominio, sobre la base de lo que el filósofo francés define como el gobierno de los hombres, una idea que apela a la dirección de las almas, entendidas como la conciencia de los individuos en su vida cotidiana.
La evolución de este tipo de poder, que Foucault identifica en el oriente, donde la figura del rey adquiere el rol del pastor, marca la genealogía de esta clase de gobierno a través de ciertos rasgos: no se ubica en un territorio, sino que se enfoca en un rebaño móvil; está orientado a realizar el bien para la salvación del rebaño en algo que se equipara con la subsistencia y con la distribución que organiza el pastor, y -por último- es individualizante, puesto que se preocupa de cada una de las ovejas.
"(...)la idea de un poder pastoral es la idea de un poder ejercido sobre una multiplicidad y no sobre un territorio. Es un poder que guía hacia una meta y sirve de intermediario en el camino a ella. Por lo tanto es un poder finalista para aquellos sobre quienes se ejerce, y no sobre una unidad, en cierto modo, de tipo superior, trátese de la ciudad, el territorio, el Estado, el soberano(...). Es un poder, por último, que apunta a la vez a todos y a cada uno en su paradójica equivalencia y no a la unidad formada por el todo", señala Foucault.
Tenemos entonces que el poder pastoral no es algo unívoco, fijo ni único que reside en un macro poder como el estatal o el eclesiástico, sino que se materializa en otros niveles: la educación y la salud, sea física y mental, especialmente esta última de la cual Foucault toma la estructura freudiana del psicoanálisis. Todo lo que tenga que ver con el cuidado de los hombres y su constitución como seres es susceptible de ser abordado por el poder pastoral. 
Según Foucault el poder pastoral tiene una "especificidad" respecto al poder político, cuya configuración la identifica en el cristianismo institucionalizado, como una forma de control más sutil en comparación a la del poder político soberano. "(...)en el cristianismo el pastorado produjo todo un arte de conducir, dirigir, encauzar, guiar, llevar de la mano, manipular a los hombres, un arte de seguirlos y moverlos paso a paso, un arte cuya función es tomarlos a cargo colectiva e individualmente a lo largo de toda su vida y en cada momento de existencia(...) Y creo que ese pastorado, ese poder pastoral, no puede asimilarse o confundirse con los procedimientos utilizados para someter a los hombres a una ley o un soberano".
Pero este arte de gobernar a los hombres con la modernidad es traspasado al Estado como una práctica política calculada y meditada en que, no obstante, se incorporan elementos del poder pastoral cristiano, como el rasgo soterológico, es decir de la salvación. Se mantiene la idea de que las ovejas deben ser salvadas, rescatadas, pero también se tiene presente que cualquiera de ellas se puede sacrificar de acuerdo a ciertas coyunturas o eventos. Otra característica que menciona Foucault, tomando en cuenta el modelo monacal de maestro y discípulo, es la obediencia integral de los individuos al pastor mediante la dirección de las conciencias, lo que se aprecia como un instrumento de dependencia. "La historia del pastorado implica por lo tanto toda la historia de los procedimientos de individualización humana en Occidente".
"Me parece que el pastorado esboza, constituye el preludio de lo que he llamado gubernamentalidad, tal como se desplegará a partir del siglo XVI. Y preludia esta gubernamentalidad de dos maneras.Por los procedimientos propios del pastorado, su manera, en el fondo, de no poner en juego pura y simplemente el principio de la salvación, el principio de la Ley y el principio de la verdad, por todas esas diagonales, para decirlo de algún modo, que instauran bajo la ley, bajo la salvación y bajo la verdad otros tipos de relaciones. El pastorado, entonces, es de esa forma un preludio a la gubernamentalidad", sostiene Foucault.
Ya en su cuarta clase sobre el tema el pensador francés equipara el poder pastoral con la economía de las almas, por lo que está enfocado a la conducta de los hombres, interviniendo en el campo de las economías de la salvación, la obediencia y de la verdad.
Posteriormente las bases dejadas por el cristianismo institucionalizado sientan las bases de lo que Foucault identifica como la configuración de la razón de Estado moderno en que conviven las manifestaciones de pastorado y gubernamentalidad, cuyo objeto en común es el dominio y del cual emerge un tipo de racionalidad "que permitirá mantener y conservar el Estado desde el momento de su fundación, en su funcionamiento cotidiano, la gestión de todos los días". El poder pastoral entonces se reconoce por el "control de la actividad de los hombres como un elemento constitutivo de la fuerza del Estado".
El desarrollo de la economía de mercado, específicamente bajo la forma del mercantilismo, calza con la concepción de razón de Estado a partir del siglo XVI, por lo que tenemos un surgimiento conjunto de ambos fenómenos (mercantilismo y razón de Estado) al que se agrega "la búsqueda de una técnica de crecimiento de las fuerzas estatales por una policía cuya meta esencial sería la organización de las relaciones entre una población y una producción de mercancías", como dice Foucault. Ante esta situación surgieron corrientes económicas que planteaban el libre intercambio en el mercado, a partir de la crítica a la razón de Estado, con lo que la razón económica se inserta en la razón de Estado: "Gubernamentalidad de los políticos que va a darnos la policía, gubernamentalidad de los economistas que, creo, va a servir de introducción a algunas de las líneas fundamentales de la gubernamentalidad moderna y contemporánea".
Foucault sostiene que este nuevo tipo de racionalidad de los economistas tiende a la emergencia de otro tipo de naturalidad de las relaciones humanas, particularmente en el intercambio en la producción y en el trabajo. "La sociedad como una naturalidad específica de la existencia en común de los hombres es lo que los economistas empiezan a presentar como dominio, como campo de objetos, como ámbito posible de análisis, como dominio de saber e intervención". Esta clase de naturalidad equivale a la llamada ley natural de los mercados, "la mano invisible" o el mecanismo de autoregulación automático de los mercados, lo que permite el surgimiento de un conocimiento que se apoya en el método científico.
Este conocimiento se plasma en la garantía del Estado para el desenvolvimiento de la naturalidad de los procesos económicos, con lo que Foucault señala que se genera una gubernamentalidad que requiere "la inscripción de la libertad no sólo como derecho de los individuos opuestos al poder, a las usurpaciones, a los abusos del soberano o del gobierno, sino de la libertad convertida en un elemento indispensable para la gubernamentalidad misma".
La libertad, de acuerdo a Foucault, es uno de los elementos constitutivos de la gubernamentalidad contemporánea, cuyos otros componentes son la sociedad, población, economía y la seguridad. Por lo tanto esta clase de gubernamentalidad tiene al poder pastoral como uno de los principales referentes en su estructuración moderna. La economía política, en este sentido, incorpora en su ADN el mecanismo del poder pastoral como gobierno de las conciencias a partir de la naturalidad de los procesos económicos de la producción y del mundo del trabajo, cuyas necesidades son susceptibles de caer en el control del pastorado económico que, a través de un conocimiento científico que pretende validarse como racional, técnico y neutro ideológicamente.
La economía como elemento de la gubernamentalidad supone el arte de dirigir, orientar y manipular que identificaba al poder pastoral y que se plasma en los mecanismos de la publicidad para reproducir el circuito de la producción y consumo. El marketing como resultado de una planificación racional de las empresas es un espacio más amplio de conformación de poder pastoral en la sociedad, mediante el control enfocado a diversos públicos, a especificidades individualizadas.
El discurso económico también toma elementos del poder pastoral en las formas discursivas mediante la figura de los economistas, como pastores encargados de transmitir el mensaje de la salvación económica en cuanto al orden, con lo cual cobran el papel de facilitadores de la gubernamentalidad contemporánea. La salvación se asocia con la obediencia, como se manifestó con el pastorado cristiano-católico, con el objetivo esta vez de aceptar el ordenamiento económico y, por lo tanto, un dominio determinado.

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