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martes, 25 de abril de 2017

Alcances de la teoría subjetiva del valor en el nivel microeconómico

En "Principios de Economía Política", Carl Menger, uno de los padres de la Escuela Austriaca de economía, entrega una toería del valor económico que contrasta con la teoría de David Ricardo, seguida y profundizada por Karl Marx respecto al valor de la mercancía, sentando las bases de lo que se conoce como la teoría subjetiva del valor, la cual entrega una visión más amplia y flexible a las realidades particulares, específicamente sobre el móvil de la necesidad y el deseo en la demanda de bienes que parten de nuestro sentir y actuar en base a lo existente, de acuerdo a nuestras necesidades.
Su propuesta es que el valor de los bienes se basa en las relaciones que tienen con nuestras necesidades, donde el valor es para sí no en sí, teniendo como uno de sus principales rasgos la adaptación a las condiciones para aparecer o desaparecer en torno al bien. Con ello el economista no centra el valor exclusiva ni rígidamente en el trabajo que pone el trabajador asalariado para darle valor a una mercancía, como lo sostenía Marx y su escuela de feligreses.
"Lo único objetivo son las cosas o, respectivamente, las cantidades de cosas, y su valor es algo esencialmente distinto de ellas, es un juicio que se forman los hombres sobre la significación que tiene la posesión de las mismas para la conservación de su vida o, respectivamente, de su bienestar", explica Menger.
Para reconocer que un bien se consolida como tal a los ojos de los hombres menciona  que deben identificarse cuatro condiciones: una necesidad humana; que exista una conexión causal con la satisfacción de esa necesidad; el conocimiento humano de esta relación causal, y su utilización para la satisfacción de las necesidades. Por el otro lado señala que un bien pierde su cualidad "cuando el hombre carece de poder de disposición sobre ella, de modo que o no dispone de los medios necesarios para volver a ponerla bajo su dominio". 
Otro pilar del análisis mengeriano es la distinción entre bienes de orden superior y los bienes complementarios. Los primeros afirman su cualidad de bienes en relación a las necesidades que aparecerán al final de un proceso de producción, como alimentos. Supongamos que el bien superior del trigo, cuyo producto final es de pan, disminuye por una plaga, lo que de paso afecta a los bienes complementarios de ese bien superior como son las maquinarias y los trabajadores agrícolas.
Lo explica así: "La cantidad de un bien de primer orden necesaria para la satisfacción de una concreta necesidad humana y, por tanto, también la cantidad de un bien de primer orden requerida para satisfacer la totalidad de las necesidades dentro de un período dado de tiempo, viene determinada de manera inmediata por la necesidad o las necesidades y en éstas encuentra su medida".
La relación entre la necesidad y la cantidad disponibles de bienes determinan si estos tienen un carácter económico o no, siendo este otro pilar de la teoría subjetiva del valor. Los bienes no económicos pasan a ser económicos cuando se produce un aumento de la necesidad o cuando hay una disminución de las cantidades disponibles, mientras que la demanda se incrementa a la par que el crecimiento de la población por el desarrollo de las necesidades humanas y los progresos a partir de nuevas aplicaciones utilitarias. "Con la elevación de la cultura los bienes no económicos muestran tendencia a adquirir el carácter de bienes económicos, debido sobretodo a que uno de los factores que ejercen aquí si influencia, a saber, la necesidad humana, aumenta con la evolución cultural". Ejemplo de esto son la consideración de los aparatos de  telecomunicaciones (internet, telefónos celulares, tablets) como bienes económicos que ya están incorporados como un valor a nivel subjetivo por el aumento de la necesidad.
Los bienes económicos son considerados parte de la riqueza que tiene un sujeto, la cual "no es un medida absoluta porque el supremo bienestar de todos los individuos de una sociedad se alcanzaría cuando las cantidades de bienes disponibles de esta sociedad fueran tan grandes que nadie necesitaria poseer riquezas". De esta forma Menger pasa a tratar la identificaión del valor, definiéndolo como la "significación que unos concretos bienes o cantidades parciales de bienes adquieren para nosotros, cuando somos conscientes de que dependemos de ellos para la satisfacción de nuestras necesidades".
"La medida del valor es totalmente subjetiva, por lo que un bien puede constituir para un sujeto económico un gran valor y para otro. En diferentes circunstancias, un valor menor y para un tercero un valor nulo, según sea la diferencia de la necesidad y la masa disponible, lo que uno desprecia, o aprecia un poco, es deseado por otro", precisa.
La satisfacción de necesidades tiene una significación biológica para mantener la vida, del cual se desprende el bienestar, en una secuencia que después se traslada a otros bienes de consumo simbólico como la cultura y la educación (una persona puede plantearse el objetivo de realizar un post grado voluntariamente para satisfacer una necesidad, razón por la cual se organiza para llevarlo a cabo), con lo que las significaciones de trasladan "a aquellos bienes de los que sabemos que depende la satisfacción mencionada".
A partir de estas ideas se plasma la diferencia con la teoría del valor de Marx que está asociada directamente con la aplicación de la cantidad de trabajo que se necesitó para hacerlo, puesto que Menger afirma que "el valor que un bien tiene para un sujeto económico es igual a a significación de aquella necesidad para cuya satisfacción el individuo depende de la disposición del bien en cuestión".
A reglón seguido el economista se refiere a la cantidad de trabajo aplicado o de otros bienes de orden superior utilizados para la producción, señalando que "no tiene ninguna conexión directa y necesaria con la magnitud de este valor". Para ello ejemplifica el caso de "una cantidad de madera en un gran bosque", explicando no tiene valor para los hombres por el hecho de que se hayan empleado en ella grandes cantidades de trabajo o de otros bienes económicos", pues afirma que lo que se tiene en cuenta como valor es "el servicio que puede prestar o al que habría que renunciar en caso de no tenerlo".
La teoría del valor subjetivo también incorpora la teoría del intercambio, dentro de lo cual uno de los fundamentos más importantes se expresan con una fórmula elaborada por Menger: "Si un sujeto A dispone de unas cantidades concretas de un bien que para él tienen menos valor que ciertas cantidades de otro bien que se hallan en poder del sujeto económico B, mientras que este segundo se encuentra, respecto de las cantidades de bienes de que dispone, en la relación opuesta, de modo que una cantidad igual del segundo bien tiene para él menor valor que la cantidad de bien de que dispone el primer sujeto". Con ello nuestra subjetividad nos empuja a entregar lo que valoramos menos por lo que nos interesa obtener, lo que valoramos más, interaccionando con la otra parte, que está interesadas por el valor que nosotros tenemos como menor valía. Aquí se cumple con la máxima de la teoría mengeriana de que la capacidad de ciertos bienes de satisfacer necesidades se relaciona con la disponibilidad de otros bienes, al tiempo que muestra la influencia de las valoraciones relativas a la hora de negociar intercambios, lo cual también forma parte de los procesos de intercambio a gran escala.
En este contexto, se identifican tres condiciones para que un intercambio mutuo sea exitoso: que el sujeto económico tenga una menor cantidad de bienes con menor valor que otras cantidades que tiene otro sujeto económico; que ambos sujetos tengan conocimiento de su situación respectivas y que ambos tengan la capacidad suficiente para convertir en realidad el intercambio de bienes.
El intercambio tiene su valor de cambio y de uso, donde el primero es "la significación que adquieren para nosotros los bienes que nos aseguran de una manera directa la satisfacción de necesidades en unas circunstancia en las que, si no dispusiéramos de estos bienes, no podríamos satisfacerlas", mientras que el segundo tipo de valor Menger lo sitúa como  la "significación que adquieren para nosotros aquellos bienes cuya posesión nos garantiza el mismo resultado bajo las mismas circunstancias, pero de forma indirecta".
Desde el punto de vista del precio en la teoría del valor subjetivo Menger los define como las cantidades de bienes que deben aparecer en el intercambio, cuya esencia original no se encuentra en una determinada cantidad cuantitativa, ni menos en una observación científica capaz de establecer una clasificación exacta para las acciones humanas, sino que es la mejor provisión de la satisfacción de las necesidades de las personas contratantes", es decir que también se sustentan en lo subjetivo".
"Los hombres económicos intentan mejorar todo lo posible su situación económica. Con este objetivo ponen en marcha su actividad económica y por eso intercambian sus bienes, siempre que por este medio puedan alcanzar aquella meta. Los precios son, pues, simples fenómenos accidentales, síntomas de la equiparación económica entre las economías humanas", precisa el economista.
En un intercambio aislado el precio se forma por situaciones concretas, donde lo que se busca es cubrir las necesidades de mejor modo antes que se estableciera el intercambio, por lo que se generan situaciones de regateo de precios, las cuales provocan oscilaciones en los precios. Esto produce que en este tipo de intercambio intervengan factores individuales que no tienen un carácter económico, pero que no influye en la actividad económica de terceros.
El dinero también tiene una interpretación más particular en la teoría subjetiva, puesto que su valor se asocia con las costumbres de los hombres que se mueven en base al interés para satisfacer sus necesidades y que va de la mano del incremento de la cultura económica. "Es, pues, seguro que la práctica y la costumbre contribuyeron en muy buena medida a convertir las mercancías más vendidas en cada situación concreta en bienes que aceptaban, a cambio de sus propias mercancías, no algunos, sino la totalidad de los individuos económicos", explica Menger.
"El dinero no es el producto e un acuerdo previo de los agentes económicos y mnos aún el resultado de unos actos legislativos. Tampoco es una invención de los pueblos. Dentro de cada pueblo, algunos individuos económicos aislads fueron adquiriendo, a medida que tenían una mejor comprensión de sus intereses económicos y paralelamente con ella, el conocimiento, ya casi obvio en sus circunstancias, de que al entregar unas mercancías de escasa capacidad de venta por otras más vendibles, estaban dando un paso importante por la senda de sus especiales objetivos económicos", sostiene el economista polaco.
Las dinámicas descritas por Menger tienen el aporte de aterrizar el móvil de las decisiones en economía en base a las apreciaciones de cada persona, como base del intercambio, especialmente si son voluntarios y no sujetos a una coacción bajo la amenaza violenta de otro y de un tercero. La teoría subjetiva es un aporte a la comprensión de la disciplina económica desde la óptica del individuo, siendo una constructo antropocéntrico que tiende a ser olvidado por las ortodoxias económicas, desde el colectivismo estatista hasta el monetarismo corporativista.

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