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jueves, 14 de febrero de 2019

Genealogía de la síntesis entre corporativismo y neoliberalismo en Chile II

En la primera parte de este ensayo examinamos el análisis de Carlos Ruiz sobre "el conservantismo como ideología. Corporativismo y neo-liberalismo en las revistas teóricas de la derecha", que forma parte del libro "El pensamiento conservador en Chile", donde el autor trazó una línea histórica respecto a cómo estas dos doctrinas se fueron configurando separadamente a mediados de la década de los sesenta del siglo pasado, desde la Universidad Católica,  para posteriormente converger a inicio de los años setenta en publicaciones que propagaron sus ideas en la sociedad local, particularmente en la cultura política de la derecha.
Esta convergencia ideológica-comunicacional entre corporativismo y neoliberalismo se produjo ad portas del golpe de Estado que inauguró la dictadura de Pinochet, donde se materializó la oportunidad de que ambas corrientes pudieran poner en práctica sus ideas divulgada durante un quinquenio, lo cual se plasmó en la Declaración de Principios del Gobierno de Chile, en que tanto el corporativismo, el nacionalismo (con su concepto de unidad nacional basada en la tradición) y el liberalismo económico encontraron la misma cama para dormir en el marco de la llamada "refundación nacional", impulsada por la dictadura cívico-militar.
Este momento histórico es abordado en el ensayo "La síntesis conservadora de los años 70", escrito por Renato Cristi, en que reconoce las raíces de esta convergencia en los escritos de Arturo Fontaine Aldunate en la Revista El Estanquero, donde plantea la idea de restauración del régimen portaliano, basado en el autoritarismo estatal, pero con ciertos matices de libertad individual.
"Anticipando un tema que será audible en los años 70, Fontaine cree posible la armonización del tema de la autoridad y el de la libertad", por lo que debe existir una autoridad fuerte que garantice la unidad nacional. La profundización de esta armonización entre el gremialismo surgido del corporativismo y el Partido Nacional, nacido de la fusión del Partido Conservador con el Partido Liberal.
"El gremialismo, en cambio, devalúa la acción partidista, enfatiza el papel de las asociaciones intermedias y le entrega al Estado una función puramente subsidiaria. Precisamente es esta concepción de un Estado subsidiario lo que genera el acercamiento del gremialismo a las tesis neo-liberales de Hayek y la Escuela de Chicago", afirma Cristi.
La armonización entre ambas corrientes se materializa en la idea de construir una organización alternativa a la sociedad civil, basado en asociaciones intermedias, la cual es compartida por el apoliticismo y anti estatismo del neoliberalismo, en base a su crítica al constructivismo democrático, visto como un caldo de cultivo para el intervencionismo del aparato público y la manipulación de los recursos que supone por parte de la clase política.
Cristi identifica que esta crítica de Hayek responde a la noción de conocimiento práctico, que implica que todo conocimiento es limitado por las circunstancias particulares que vive todo individuo. Puestas así las cosas, el Estado no puede tener la pretensión de imponerse por sobre el individuo, especialmente con medidas redistributivas
"Esto, como se ha visto, permite la confluencia entre el corporativismo que adopta el gremialismo chileno y el neo-liberalismo hayekiano. En ambos casos hay una marcada preferencia por la idea de un orden naturalmente espontáneo.Ambas posturas rechazan igualmente el constructivismo, es decir, lo que ven como fabricación de instituciones y la geometría política", precisa el filósofo chileno.
Reconoce que en este matrimonio quedaron rezagados algunos aspectos del corporativismo como las consideraciones morales en el quehacer económico y en los efectos sociales que genera. Para implementar este dispositivo, entendido como un ordenamiento previo que es impuesto a los individuos, se recurre al principio de que el mercado es la forma natural de considerar al individuo, por sobre otras instancias y espacios de intercambios colaborativos.
Para que pueda emerger este contexto el autor identifica en los conceptos de soberanía social y soberanía política, elaborado por Osvaldo Lira. La primera se sustenta en la familia como fundamento de la sociedad que se extiende a organizaciones intermedias. "La función ideológica que Lira le adscribe a la noción de soberanía social es la de neutralizar la centrifugacidad que el liberalismo le imprime a la sociedad moderna. El reconocimiento formal de asociaciones intermedias soberanas le permite rescatar una serie de instituciones típicamente feudales que se extinguieron con el absolutismo y luego con el dominio sin contrapesos de la institución parlamentaria", indica el autor.
Sustituir la práctica democrática abierta por el conservantismo corporativista es un ingrediente esencial de la soberanía social que se aleja de la pluralidad representativa del sistema de partidos políticos, los cuales son considerados un elemento disgregador de la unidad nacional. La actividad política, entonces, es absorbida por el Estado, con una fuerte dosis de autoreferencia, para garantizar la unidad nacional, por sobre la pluralidad de expresiones particulares y locales que existen en la sociedad civil. Esta es la base de la soberanía política en Osvaldo Lira, la cual está representada en una figura de autoridad, en un Estado personificado en el presidencialismo. "Es esta concentración de poder en la figura del monarca lo que garantiza lo exhaustivo de esa despolitización", agrega Cristi.
El orden jerárquico, la autonomía relativa de la sociedad civil sin definidos por el principio de subsidiariedad,, junto con la aplicación de la soberanía social y política dentro del diseño institucional de la dictadura cívico-militar, representada por el General Pinochet. Esta es la matriz conceptual que reconoce Renato Cristi en la Declaración de Principios del Gobierno de Chile, publicado en 1974, donde se identifica la síntesis nacionalista-corporativista con elementos del neo-liberalismo.
En este último aspecto, el filósofo chileno reconoce el gravitante rol que tienen los gremios empresariales en el diseño institucional, por su aporte técnico en la sociedad. "La Declaración implícitamente reconoce así la existencia de un ámbito para la acción y la iniciativa sin trabas de empresarios, de comerciantes y en general de los agentes más activos que operan en el mercado. Los gremios constituyen el lugar de reconocimiento social y a la vez correa transportadora política de tales agentes", afirma.
El saber especializado lo liga con la noción de Hayek sobre el conocimiento práctico que va especializándose en detalles y de acuerdo a las circunstancias, lo que se aleja de la temida planificación centralizada de la economía, siendo este otro objeto de la síntesis conservadora en lo político y liberal en lo económico.
Para Cristi, los desencuentro entre la doctrina nacionalista y el corporativismo, en su versión gremialista en torno al principio de subsidiariedad es superado "por su relación conjunta con el proyecto neo-liberal". La expresión de la economía de mercado, desde el punto de vista institucional, es tomada por las dos primeras doctrinas, conjugando la idea de unidad nacional que acoge a organizaciones intermedias despolitizadas de la influencia del sistema de partidos y su pluralidad. "Nación y gremio, cada cual desde su esfera propia, convergen en la constitución de la libertad mercantil", agrega.
Estamos en presencia entonces de la propagación de ideas de unidad nacional que contribuyen a la formación de la conciencia social que tiende a deslegitimar la visión abierta de un sistema democrático, lo cual aún persiste en la cultura política de la derecha, mediante expresiones que buscan instaurar el autoritarismo para controlar estas dinámica, lo que se ha registrado en los gobiernos democráticos post-dictadura, donde se ha mantenido la síntesis conservadora-neoliberal.
"El corporativismo, por su parte, da cuenta de otro tema -el de la despolitización de la sociedad. Esto le asegura su autonomía al Estado y a la vez hace posible una articulación con lo que Hayek llama 'conocimiento práctico'. El conocimiento disperso de los agentes sociales, fundamentalmente los empresariales, puede expresarse ahora creativamente, sin los obstáculos 'constructivistas' que imponen, por ejemplo, la política totalizante de los partidos", detalla Cristi.
Es así como en sus conclusiones sostiene que esta síntesis ha alcanzado una "gran fluidez y efectividad ideológica", apelando a valores tradicionales de la nación, bajo el concepto cultural de la patria, para direccionar la cohesión hacia la sociedad de mercado, para la cual cualquier obstáculo democrático de oposición a su avance es controlado por la institucionalidad y su principio de subsidiariedad.

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