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martes, 20 de diciembre de 2016

Elementos de la sociología del conocimiento en Peter L. Berger y Thomas Luckmann

Este 2016 murió Thomas Luckmann, sociólogo alemán quien junto a su colega estadounidense, Peter L. Berger, escribieron "La Construcción Social de la Realidad", una obra de referencia para la sociología contemporánea publicada hace 50 años, cuyos fundamentos entregan un marco de análisis para el estudio de la sociedad en múltiples ámbitos, por lo que entregaremos una síntesis de este trabajo para conocer conceptos y relaciones clave, como la sociología del conocimiento, universos simbólicos, ideología y socialización, entre otros.
Ambos autores definen realidad como la cualidad de los fenómenos independientes de la volición, mientras que el conocimiento lo ven como la certidumbre de que los fenómenos son realidad y que presentan características específicas. La realidad se construye socialmente, siendo este un ancla para la posteriores investigación en ciencias sociales, de las cuales vendrían las teorías del construccionismo social y del constructivismo en psicología social.
Un punto importante en este terreno es la postulación de que el filósofo no da nada por establecido frente a la realidad, debido al carácter dinámico con que los hombre construyen a  partir de sus interacciones, por lo que el deber filosófico es percibir la condición última entre realidad y conocimiento según la óptica del sentido común.
Un paso más adelante está la sociología del conocimiento que analiza la construcción social de la realidad, ocupándose de la relación entre el pensamiento humano y el contexto social en que se origina, para lo cual es una condición primordial el tomar en cuenta que el contexto social tiene una influencia ideologizante en el pensamiento. 
Elementos de la sociología del conocimiento son la historia como una facticidad objetiva que tiene significados subjetivos, donde la realidad es interpretada de la vida cotidiana, dando lugar a un lenguaje que entrega objetivaciones a partir de lo subjetivo, por lo que hablar de una sociología del conocimiento es hablar de una sociología del lenguaje.
Bajo la premisa de la sociedad como realidad objetiva, los autores señalan que la imposibilidad de que el hombre se desarrolle como tal en el aislamiento y que, por lo mismo, produzca una ambiente aislado. Se debe entender el orden social como un producto con una producción constante de continua externalización, que no forma parte de la "naturaleza de las cosas", ni de las "leyes de la naturaleza", sino que existe como una consecuencia de la actividad humana. Este destilamiento del trabajo de Marx en Berger y Luckmann se ejercita a partir de la comprensión de las acciones habitualizadas de los hombres que permiten la aparición de la institucionalización. Estas acciones llevan a la tipificación, instancia en la cual se invoca autoridad a los individuos por sobre los significados subjetivos, además de ser el espacio en que se comparten las acciones y son accesibles a ciertos grupos sociales, con lo que la realidad adquiere un carácter histórico y objetivo.
Los autores, de todos modos, lanzan una advertencia contra la formulación de atribuirle una lógica a los resultados de este proceso de construcción social: "La lógica no reside en las instituciones y sus funcionalidades externas, sino en la manera como éstas son tratadas cuando se reflexiona sobre ellas. La conciencias reflexiva supone la lógica del orden institucional".
En este escenario el trabajo de Berger y Luckmann indica que en la institucionalización cumple un rol primordial la legitimación, cuyo propósito es lograr objetivizaciones que sean subjetivamente plausibles, indicando un  sentido. Un nivel relevante de la legitimación es el universo simbólico, el cual ordena y ubica todos los acontecimientos dentro de una unidad coherente que incluye el pasado, el presente y el futuro.
Los universos simbólicos llevan a esquemas conceptuales, produciendo actividad social como forma de legitimación. En este sentido, un ejemplo de universo simbólico es la mitología, como concepción de la realidad que plantea la continua penetración del mundo de la experiencia cotidiana por fuerzas sagradas, siendo la forma más arcaica para el mantenimiento de universos simbólico, derivada en el pensamiento teológico y posteriormente en el racionalismo, la ciencia  y la técnicas que son dirigidas a las élites, alejándose de conocimiento común puesto que la ciencia moderna es un paso extremo en este desarrollo, y en a secularización y sofisticación del mantenimiento de los universos simbólicos.
Los universos simbólicos coexisten en sociedades pluralistas que se acomodan mutuamente, donde la ideología es entendida como una definición particular de la realidad anexada a un interés de poder concreto. Aquí se inserta una concepción que tiende a cerrar sus apertura al desconocimiento sobre cómo se mantienen conceptualmente los universos simbólicos, cayendo en la categoría de lo profano, algo que sucede con los que no son catalogados como especialistas para tratar ciertos temas de interés en la sociedad.
Brger y Luckmann también analizan la sociedad como una realidad subjetiva, señalando que nace de una internalización que se socializa, siendo un proceso ontogenético que es definido por los sociólogos como una inducción amplia y coherente e un individuo en el mundo objetivo de una sociedad o en un sector del mundo.
La socialización la identifican en dos fases. Una primaria que se atraviesa en la niñez y otra secundaria que es un procesos posterior a la socialización, que está internalizada en submundos institucionales que provocan la adquisición el conocimiento de los roles.
Así, la mantención de la vida cotidiana en la realidad subjetiva se materializa en rutinas, lo que es una esencia de la institucionaización. Este mantenimiento cotidiano se reafirma en la interacción de los individuos con lo cual se produce una conciencia de los procesos sociales. Cuando una sociedad registra transformaciones totales se generan alternaciones, activando un procesos de re-socialización semejante a la etapa primaria, por lo que hay que pasar nuevamente or un proceso de aprendizaje para dar forma a nuevas estructuras de plausibilidad.
Berger y Luckmann destacan que un prototipo de alternación es la conversión religiosa, toda vez que "las estructuras de plausibilidad de la conversión religiosa han sido imitadas por los organismos de alternación seculares, cuyos mejores ejemplos se encuentran en las áreas del adoctrinamiento político y en la psicoterapia". Por ello, una sociología del conocimiento sin una sociología de la religión resulta imposible, de acuerdo a los sostenido por los sociólogos.
La alternación también se verifica en lo que se llaman los procesos de transferencia ideológica que terminan en el abandono de subjetividades políticas para pasar a otras. Según ambos sociólogos la alternación requiere de un aparato legitimador para viabilizar las transformaciones mediante, asumiendo y manteniendo la nueva realidad, lo que significa el abandono y repudio de realidades alternativas.
Relevante es consignar otra advertencia para emprender cualquier estudio sobre la socialización: "siempre se efectúa n el contexto de una estructura social específica. No sólo su contenido, sino también su grado de "éxito" tienen condiciones y consecuencias socio-estructurales. En otras palabras, el análisis microsociológico o sociopsicológico de los fenómenos de internalización debe siempre tener como trasfondo una comprensión macrosociológica de sus aspectos estructurales".
Por otro lado, si se desarrolla una socialización deficiente los autores señalan que se llega al individualismo, entendido como el surgimiento de una tipo social "específico que tiene al menos el potencial para peregrinar entre una cantidad de mundos disponibles y que, deliberada y conscientemente, se ha fabricado un yo con el "material" proporcionado por una cantidad de identidades disponibles".
Las teorías de la identidades es otro punto tratado en la obra, pues forma parte de procesos sociales donde se anota como un elemento clave de la subjetividad porque a través de ella se mantienen, modifican y reforman las relaciones sociales.

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