Powered By Blogger

jueves, 8 de diciembre de 2016

Verdades discursivas, praxis del poder y relaciones éticas: el método genealógico de Foucault

El método genealógico de Michel Foucault ha creado todo un culto en el mundo de las ciencias sociales, especialmente para la investigación de ciertas formaciones históricas en la sociedad, aunque todavía son varios los que se quedan solamente con el nombre de la genealogía, sin indagar más profundamente en qué consiste esta metodología de investigación.
Las luces para entender el alcance de la genealogía la entrega Foucault en su última entrevista antes de morir, dada a dos estudiantes universitarios, en que el filósofo francés se refiere a los campos de interés del método genealógico: "En primer lugar, una ontología histórica de nosotros mismos en relación con la verdad, en virtud de la cual nos constituimos como sujetos de conocimiento; en segundo lugar, una ontología histórica de nosotros mismos en relación con el campo del poder, en virtud del cual nos constituimos como sujetos que actúan sobre los otros; por último, una ontología histérica de nosotros mismos en relación con la ética, en virtud de la cual nos constituimos como agentes morales".
Los ejes que mueven a la genealogía Foucaut los clarifica segmentados en sus principales obras, en que el eje de la verdad lo sitúa en "El Nacimiento de la clínica" y en "El orden del discurso", mientras que la praxis del poder la aprecia en "Vigilar y castigar", y la relación ética, en "Historia de la sexualidad".
La práctica del poder, en cualquier nivel y en manos de cualquier actor, produce formas de verdad que se articulan en discursos en que se establece relaciones éticas entre los sujetos. Un ejemplo de interacción de estos elementos se genera a partir de la libertad de expresión, específicamente en la relación entre un grupo social o una Iglesia: El método genealógico puede ubicar y desentrañar las formaciones discursivas de grupos que se oponen a la imposiciones restrictivas en torno a temas como las orientaciones sexuales y el aborto que levantan diversos grupos en discursos no oficiales, que circulan bajo la superficie de las versiones oficiales que se dan a conocer en la opinión pública a un nivel más sistemático y evidente. Esta sería el eje de verdad, el cual se inscribe en las relaciones de poder entre representantes de un grupo social que se constituye como un contrapoder, con una propia estrategia, frente al poder eclesiástico, que tiene sus propias formas jurídicas, modos de gobierno y de control de influencia en la sociedad. Este sería el eje de la praxis de poder, entendida siempre como algo dinámico y que no está circunscrita fijamente a uno solo de estos actores. Y finalmente se ubica la relación ética que se ubica detrás de estas relaciones de poder en torno a la búsqueda de una verdad que se expresa en discursos y estrategias de poder: Por un lado, una iglesia que busca defender, mantener o ubicar su visión ética respecto a ciertos temas en la sociedad, versus un grupo social que también busca hacer lo mismo desde su visión de mundo. Esta relación ética se relaciona también con lo que se conoce como moral pública, la cual puede ser diseccionada, descompuesta y rearmada por el método genealógico. 
También podems ubicar bajo la lupa de la genealogía al surgimiento de la Teletón, una campaña pública para recibir donaciones para personas con diferentes capacidades y que se ha visto cuestionada en los últimos años por las relaciones de poder que se ocultan detrás de la iniciativa, donde es posible detectar una verdad construida por diferentes discursos, desde la solidaridad, el altruismo hasta la inclusión social, que han reforzado una institucionalidad, organizada y cultural. Sin embargo, este armao actualmente choca con otras formas discursivas que propugnan sus propias verdades como la crítica al lucro, la hipocresía o la farandulización que aprecian en torno a esta campaña pública. Tenemos entonces someramente identificado el eje de la verdad en relación a este objeto de análisis, que puede constiuirse como un estudio si se escarba más profundamente. El eje de la praxis del poder en este caso se manifiesta en los poderes que circulan detrás de estos discursos. Por una parte está el empresariado y sus asociaciones gremiales que se constituyen como un sujero sobre los otros estamentos y actores de la sociedad, articulando verdades de solidaridad, cooperación y que involucran al Estado en una relación de poder para entregar el mensaje de la Teletón a la opinión pública y la sociedad. 
Otro sujeto que se instala alrededor de la iniciativa es el Estado que contribuye con su eje de verdad mediante el discurso de la integración social. La conformación de estos dos sujetos, el empresariado y la administración estatal, establecen un campo de poder que también tienden a diluir la forma jurídica del derecho social a las personas no otras capacidades, quienes son la finalidad de la campaña privada que se hace pública, movilizando con el eje de la verdad a la opinión pública para realizar las donaciones. Este poder es cuestionado por la emergencia de otro poder, que se contrapone con su eje de verdad al discurso establecido, con lo cual la relación ética instalada por el eje de poder empresariado-Estado es resquebrajada, al sufrir la crítica de una parte de la sociedad, que se plantea como un otro agente moral para modificar las relaciones de poder generadas en torno a la Teletón. El poder produce un régimen de verdades que someten a otros.
Estas interacciones descritas forma parte de las discusiones morales de una sociedad y son susceptibles de ser abordadas por el método genealógico, sintetizado por Foucault en su última entrevista. Sin embargo también es esencial mencionar una descripción más acabada de la genealogía por parte de pensador francés en la obra "Genealogía del racismo", donde entrega coordenadas más precisas para comprender el alcance de este modelo analítico.   
Foucault delinea a la genealogía como un "redescubrimiento meticuloso de las luchas y memoria bruta de los enfrentamientos". Para permitir el análisis genealógico debe haber un conflicto inscrito en la sociedad que se observa en visiones de mundo disímiles. Debe darse un cuestionamiento a un tipo de conocimiento o saber, un enfrentamiento entre los niveles ideológicos de la filosofia hecha por un grupo selecto que produce fiosofía y el nivel del sentido común. La acoplación, la unión de estos dos niveles da nacimiento a la genealogia foucaltiana: "Llamamos pues "genealogía" al acoplamiento de los conocimientos eruditos y de las memorias locales: el acoplamiento que permite la constitución de un saber histórico de las luchas y la utilización de este saber en las tácticas actuales", sostiene Foucault.
Poner en interacción los ejes verdad-poder-relación ética contra saberes establecidos, hegemónicos, oficiales y convencionalizado es un rasgo del genealogismo que también toma en cuenta no sólo la visión de Nietzsche en la genealogía de la moral, sino que la crítica que aplicó el filósofo alemán en La Gaya Ciencia a la idea de ciencia positiva o la teoría social con pretensiones científicas. "Se trata en realidad de hacer entrar en juego saberes locales, discontinuos, descalificados, no legitimados, contra la instancia teórica unitaria que pretendería filtrarlos, jerarquizarlos, ordenarlos en nombre de un conocimiento verdadero y de los derechos de una ciencia que sería poseída por alguien. Las genealogías no son, pues, vueltas positivistas a una forma de ciencia más atenta o más exacta. Las genealogías son precisamente anti-ciencias. No es que reivindiquen el derecho lírico a la ignorancia o al no saber; no es que se trate de rechazar el saber o de poner en juego y en ejercicio el prestigio de un conocimiento o de una experiencia inmediata, no capturada aún por el saber. No se trata de eso", sentencia Foucault. 
El método genealógico es rupturista, es -de acuerdo a Foucault- una "insurrección de los saberes"; "y no tanto contra los contenidos, los métodos y los conceptos de una ciencia, sino contra los efectos de poder centralizadores dados a las instituciones y al funcionamiento de un discurso científico organizado dentro de una sociedad como la nuestra. Y en el fondo poco importa si esta institucionalización del discurso científico toma cuerpo en una universidad o, de modo más general, en un aparato pedagógico, en una institución teórico-comercial como el psicoanálisis, o en un aparato político con todas sus implicaciones como en el caso del marxismo: la genealogía debe conducir la lucha justamente contra los efectos de poder de un discurso considerado científico".
Liberarse de los saberes históricos es otras de las funciones de la genealogía. Se confronta a la dominación de un discurso "teórico, unitario, formal y cientifico", como los que se manifiestan actualmente en torno a la economía política. "La reactivación de los saberes locales -menores, diría quizá Deleuze- contra la jerarquización científica del conocimiento y sus efectos intrínsecos de poder: ése es el proyecto de estas genealogías en desorden y fragmentarias. Para decirlo en pocas palabras: la arqueología sería el método propio de los análisis de las discursividades locales y la genealogía sería la táctica que, a partir de las discursividades locales así descritas, hace jugar los saberes, liberados de la sujeción, que surgen de ellas", plantea Foucault. La preminencia a los saberes locales también se abre frente a las discusiones que generan los efectos de la globalización económico-financieera y comercial en distintas zonas de planeta o los discursos unitarios como los que se producen en el marco de la Unión Europea, cuya disidencia se adscribe a esta reactivación de saberes locales frente a un discurso teórico, unitario y formal. La producción discursiva del Estado como praxis de poder también es analizable con esta característica del esquema genealógico, como podría ser el centralismo político-administrativo que se ejerce en América Latina.   
Es importante aclarar el tema del poder como eje de la genealogía. Foucault afirma que no se puede analizar como un fenómeno en que unos grupos humanos tienen algo y otros no pues de lo que se trata el poder es "algo que circula y funciona -por así decirlo- en cadena. Nunca está localizado aquí o allí, nunca está en las manos de alguien, nunca es apropiado como una riqueza o un bien. El poder funciona y se ejerce a través de una organización reticular. Y en sus mallas los individuos no sólo circulan, sino que están puestos en la condición de sufrirlo y ejercerlo; nunca son el blanco inerte o cómplice del poder, son siempre sus elementos de recomposición. En otras palabras: el poder no se aplica a los individuos, sino que transita a través de los individuos". 
Para que quede más claro: Para Foucaut el individuo "no es el vis-á-vis (enfrentado) del poder. El individuo es un efecto del poder y al mismo tiempo, o justamente en la medida en que es un efecto suyo, es el elemento de composición del poder. El poder pasa a través del individuo que ha constituido". Si se entiende este razonamiento como análisis se puede pisar firmemente en el terreno de la genealogía.

No hay comentarios: